jueves, enero 05, 2012

Flujos de migración

Durante nuestros años de bonanza, España se convirtió en país de acogida para inmigrantes, sobre todo del hemisferio sur y China (todo el mundo tiene inmigrantes de China, porque son un montón). En general, se trataba de personal no cualificado, de baja cualificación o de alta cualificación no homologada, por lo que siempre terminaban trabajando en puesto de baja o nula cualificación.

Aún así, como, en España, trabajar en la obra ha dado más dinero que tener un doctorado, vivían bastante bien y, a la mínima, hacían por traer a la familia, tanto descendente (hijos, nietos...), como ascendente (padres, abuelos...) y laterales (hermanos, primos...).

Algunos no vivían tan bien, o habían venido para sacar un dinerillo que mandar a casa e intentar volverse en cuanto pudieran. Y eso hicieron en cuanto la cosa empezó a ponerse fea.

A unos y otros, se les invitó al "retorno voluntario" cuando empezó la crisis, porque el ladrillo ya no daba y el tema del paro empezó a notarse antes entre los profesionales no cualificados. No obstante, la mayoría había venido para quedarse, muchos tenían ya a sus hijos creciendo aquí, algunos hasta se habían atrevido a meterse en una hipoteca, un coche... Vamos, que habían venido para quedarse y no querían marcharse.

Pero la crisis continúa y, aunque querían quedarse, algunos han tenido que marcharse, no siempre "de vuelta a casa", sino a terceros países con mejores opciones para ellos y sus familias. Y lo mismo pasa entre los españoles. Hemos pasado de acoger inmigrantes a emigrar, como hicieron tantas generaciones antes que la nuestra.

Sin embargo, como "Spain is different", nosotros no exportamos mano de obra poco cualificada, en la que se ha invertido pocos recursos formativos, económicos y sociales. Nosotros exportamos a la gente con sus carreras, sus másters, sus doctorados... Gente con idiomas, educación, bien formada, buen nivel profesional... Nuestros emigrantes no son tipos que se vayan a poder sustituir en dos patadas, porque la formación que se llevan supone muchos años de esfuerzo, trabajo y sacrificios.

En pocas palabras, hemos invertido social, formativa y económicamente en una serie de sujetos de los que alegremente nos estamos desentendiendo.

Los dejamos marchar porque, total, aquí no hay ni trabajo, ni futuro, ni nada... Además, "son jóvenes", esos que sólo sirven para becarios, aunque tengan un currículum que ya lo querrían sus jefes.

Nadie ha hecho nada, ni este gobierno, ni el anterior. Nadie ha puesto el grito en el cielo porque estamos echando fuera a los recursos más valiosos de este país: Sus jóvenes más capaces.

Si no teníamos suficiente problema demográfico por la baja natalidad, además, echamos a los pocos jóvenes que teníamos y que, por si no fuera suficiente, tenían sobre sus hombros la responsabilidad de ser los padres de la siguiente generación de españoles. Pero ni ellos cotizan aquí, ni lo harán sus hijos, que serán británicos, alemanes, franceses, canadienses, norteamericanos...

Algunos se preocupan por si la crisis de deuda (pública y privada) durará un año más o menos. Sin embargo, igual deberíamos empezar a pensar en las secuelas a largo plazo que va a tener, porque esta generación que se está perdiendo para nuestro país (la mejor formada de la historia) será irrecuperable.