Si habéis leído los comentarios del texto anterior, entenderéis que ha sido uno de ellos el que ha inspirado esta entrada. Espero que a la persona en cuestión no le importe ser mi "moussa" por esta vez, pero ha sacado a colación un tema tremendamente interesante que no podía dejar pasar: ¿Qué es la amistad?
De todas las posibles definiciones que nos ofrece la Real Academía de la Lengua Española (Diccionario de la Lengua Española, XXII edición), permitidme quedarme con la primera:
f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
Creo que la definición es bastante buena, así que vamos a analizarla por partes.
Afecto personal: De nuevo, consultando a nuestra querida Academia (R.A.L.E.), me encuentro con una definición de afecto interesante, ya que no sólo se refiere, como muchos piensan, al amor y el cariño, sino en todo tipo de sentimientos, incluyendo la ira o el odio. No obstante, remarca que los dos primeros son los que encuentran significación en este término con más frecuencia. Así que está claro que la amistad con una persona debe incluir una serie de sentimientos hacia ella, en general positivos. Amor y cariño son citados especialmente en la definición y, por tanto, creo que no es descabellado pensar que un amigo es alguien a quien se quiere.
Y, según la propia definición, ese afecto es puro y desinteresado, esto es, auténtico, real, sin malicias, sin conveniencias... En pocas palabras, el otro es importante para nosotros por sí mismo, no por lo que tiene o por lo que puede hacer por nosotros. Este aspecto me parece especialmente relevante. Podríamos hablar de gratuidad en la relación, ya que no hay más interés que la amistad en sí misma. Estamos en situación de afirmar que la amistad es un sistema autónomo, en tanto que no depende de nada más que de los elementos que propiamente lo forman para funcionar y perpetuarse, es decir, de los amigos que lo componen.
Además, está compartido con otra persona. Eso tiene implicaciones importantes, como que el perro no puede ser el mejor amigo del hombre, porque no es persona (que conste que me encantan los perros y llenaría de ellos mi casa si me dejaran). En el fondo, entiendo este apartado como que el amigo debe ser un igual, puesto que compartir implica tener algo en común y ser persona le da una dignidad moral propia, dentro del marco de nuestra especie (no olvidemos que cuando alguien quiere despreciar a otro, incluso hasta el extremo del genocidio, lo primero que hace es quitarle la dignidad de ser persona). Así que la amistad es una relación entre iguales.
Pero lo que más me gusta es que nace y se fortalece con el trato. Empieza en un momento dado, ése en el que ya no te importa nada más de una persona que ella misma, ése instante en el que miras o recuerdas a alguien y piensas: ¡Cómo le quiero, a pesar de todo! Y es que, además, deseas volver a estar con esa persona, pasar tiempo con ella, compartir cada vez más cosas... Empieza a formar parte de tu vida, una parte importante.
Y habrá quien piense: ¡Qué bonito, pero qué falso! Yo tengo muchos amigos y no son así; o no he conocido nunca a nadie que fuera así para mí.
Es que, para empezar, hay que saber diferenciar entre un conocido, una persona con la que sales por ahí, un amigo... No son amigos todos los que nos saludan por la calle, ni cualquiera con el que nos vayamos a tomar un par de copas los fines de semana. De hecho, algunos amigos están lejos y no son siempre accesibles, pero sabes que son tus amigos porque, cuando piensas en ellos, cuando podéis encontraros, hay algo diferente en el ambiente, algo que te embriaga y te hace sentir que cuando estáis juntos el mundo es más hermoso y todo es posible.
Tampoco todo el que dice ser nuestro amigo lo es necesariamente y, en ocasiones, hay amigos con los que no contamos, porque no sabemos lo que nos quieren. Se dan casos en que una persona que nos ha pasado totalmente inadvertida es la primera en responder cuando necesitamos ayuda.
Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Os aseguro que es cierto, así que no dudéis a la hora de entregar el corazón a alguien porque, aunque muchas veces acabes herido, al final encontrarás el bálsamo que todo lo compensa: Un amigo de verdad.
Quizá seas tú... Quizá sea yo...
Dedicado a Silverliningtheclouds, al que un amigo espera ahí fuera
jueves, septiembre 29, 2005
domingo, septiembre 25, 2005
Soledad acompañada
Alguno se habrá quedado perplejo ante tan absurdo título, ya que parece tener poco sentido estar solo si se está acompañado. No obstante, y basándome en mi propia experiencia, puedo afirmar que esta sentencia es cierta: Se puede estar solo estando con mucha gente. ¡Incluso con personas que aprecias y consideras tus amigos!
Los mejores ejemplos de este tipo de situaciones lo encontramos en discotecas, conciertos y encuentros multitudinarios en cualquiera de sus formas. Es relativamente fácil pasar inadvertido en medio de la masa y, por tanto, ir perdiendo poco a poco tu humanidad para convertirte en un montón de carne más en el gran mostrador de la carnicería. La atención hacia los demás se embota y, poco a poco, las personas que nos rodean pierden para nosotros también su individualidad, como nosotros hacemos para ellos, y no son más que otro elemento del entorno.
En este contexto, empezamos a notar que hablar con los demás se convierte en un triunfo y que somos incapaces de comunicarnos en medio de la masa. Una especie de conciencia ajena a nosotros nos recueda que estamos rodeados de gente, pero en nuestro interior sólo hay vacío y soledad. Todo pierde sentido y nos preguntamos qué hacemos allí en ese momento.
Por supuesto, esto no ocurre siempre que estás con mucha gente, ni todas las veces que vas a una discoteca o un concierto; pero suele suceder alguna vez.
Es posible que se deba a que, en esos días, necesitamos una afectividad más abierta, más personalizada, que esos entornos son incapaces de ofrecernos; mientras que, en otras ocasiones, esos ambientes son suficiente para que nos desarrollemos socialmente. Creo que tiene más que ver con la persona y su situación concreta en un momento dado, que con el entorno propiamente dicho.
Pero, en suma, a donde yo quiero llegar es a que estamos solos en medio de la masa, en medio de la ciudad (sobre todo si es una ciudad mastodóntica como Madrid), en la univesidad, en nuestro barrio e, incluso, en nuestra casa. Hay veces en que nos sentimos solos si alguien no viene a recordarnos que no es cierto, que está a nuestro lado.
Eso nos pasa a nosotros, pero también a los demás. Muchas veces, alguien necesita que nos acerquemos y le digamos eso de: "Hola, pasaba yo por aquí y, como te he visto, me he dicho, voy a saludarle". En ocasiones, eso basta y es más que suficiente. A partir de ahí, ya veremos qué sucede, pero es un inicio, el comienzo de algo, la visión de un oasis en medio del desierto, de una barra de pan en un día sin comer, de otra persona en un momento de soledad.
Que nadie nos engañe, la soledad no es mala. A veces uno necesita alejarse del mundo y de los demás para ver todo con perspectiva. Sin embargo, el sentimiento de vacío y anhelo que en ocasiones asalta nuestros corazones genera en nuestro interior una angustia y desasosiego que sólo el otro puede llenar.
Algún día, nosotros necesitaremos ese otro. Quizá hoy podamos ser esa compañía que alguien necesita. ¿Estamos dispuestos a dar el paso?
Sentirse solo no es lo mismo que estar solo
Dedicado a ti, que no estás solo, porque yo estoy aquí.
Los mejores ejemplos de este tipo de situaciones lo encontramos en discotecas, conciertos y encuentros multitudinarios en cualquiera de sus formas. Es relativamente fácil pasar inadvertido en medio de la masa y, por tanto, ir perdiendo poco a poco tu humanidad para convertirte en un montón de carne más en el gran mostrador de la carnicería. La atención hacia los demás se embota y, poco a poco, las personas que nos rodean pierden para nosotros también su individualidad, como nosotros hacemos para ellos, y no son más que otro elemento del entorno.
En este contexto, empezamos a notar que hablar con los demás se convierte en un triunfo y que somos incapaces de comunicarnos en medio de la masa. Una especie de conciencia ajena a nosotros nos recueda que estamos rodeados de gente, pero en nuestro interior sólo hay vacío y soledad. Todo pierde sentido y nos preguntamos qué hacemos allí en ese momento.
Por supuesto, esto no ocurre siempre que estás con mucha gente, ni todas las veces que vas a una discoteca o un concierto; pero suele suceder alguna vez.
Es posible que se deba a que, en esos días, necesitamos una afectividad más abierta, más personalizada, que esos entornos son incapaces de ofrecernos; mientras que, en otras ocasiones, esos ambientes son suficiente para que nos desarrollemos socialmente. Creo que tiene más que ver con la persona y su situación concreta en un momento dado, que con el entorno propiamente dicho.
Pero, en suma, a donde yo quiero llegar es a que estamos solos en medio de la masa, en medio de la ciudad (sobre todo si es una ciudad mastodóntica como Madrid), en la univesidad, en nuestro barrio e, incluso, en nuestra casa. Hay veces en que nos sentimos solos si alguien no viene a recordarnos que no es cierto, que está a nuestro lado.
Eso nos pasa a nosotros, pero también a los demás. Muchas veces, alguien necesita que nos acerquemos y le digamos eso de: "Hola, pasaba yo por aquí y, como te he visto, me he dicho, voy a saludarle". En ocasiones, eso basta y es más que suficiente. A partir de ahí, ya veremos qué sucede, pero es un inicio, el comienzo de algo, la visión de un oasis en medio del desierto, de una barra de pan en un día sin comer, de otra persona en un momento de soledad.
Que nadie nos engañe, la soledad no es mala. A veces uno necesita alejarse del mundo y de los demás para ver todo con perspectiva. Sin embargo, el sentimiento de vacío y anhelo que en ocasiones asalta nuestros corazones genera en nuestro interior una angustia y desasosiego que sólo el otro puede llenar.
Algún día, nosotros necesitaremos ese otro. Quizá hoy podamos ser esa compañía que alguien necesita. ¿Estamos dispuestos a dar el paso?
Sentirse solo no es lo mismo que estar solo
Dedicado a ti, que no estás solo, porque yo estoy aquí.
jueves, septiembre 22, 2005
La musa
En primer lugar, disculpadme por no haber escrito antes. La verdad es que ando muy liada desde que volví (gracias a Dios). No soporto la ociosidad y me viene genial estar muy ocupada. Sólo tiene una pega: Nunca encuentro tiempo para sentarme a escribir.
Y de aquí nace mi reflexión, porque tampoco es del todo cierto que no haya tenido tiempo para escribir. Me he sentado un par de veces delante del teclado, llegando a escribir, en el mejor de los casos, unas cuantas líneas vacías de sentido que no alcanzaban ni de lejos mis expectativas.
No es que no tenga temas, que hay un montón; sino que no me siento inspirada. Mi musa ha debido irse de vacaciones en septiembre, pero sin previo aviso para colgar el cartelito de "cerrado por falta de inspiración hasta cuando la niña decida volver". Es tremendamente caprichosa y tiende a hacer lo que le da la gana.
Podría contratar una, como en una comedia que vi una vez (The Muse, Albert Brooks, 1999), pero no lo veo del todo claro. Además, no me convence el resultado que obtenía el protagonista.
También podría buscar un friki que estuviera bueno como fuente de mi inspiración, pero hay algo en esa frase que no acaba de casar del todo. ¿"Friki" y "estar bueno" son conceptos compatibles? Quizá tendría que hacer un estudio intensivo, aunque eso me alejaría de estos lares por una temporada... (Mmmmmmmmmm...)
Decía Paolo Coelho (El Alquimista, 1988), gran embaucador y escritor, capaz de conmover corazones con sus sincréticas historias, mezcla de leyendas, biblia e imaginación: Cuando una persona desea lo que quiere, todo el mundo conspira para que lo consiga. Pero las cosas no son tan fáciles, ni los sueños están al alcance de la palma de la mano. No siempre nos embriaga un sueño inspirador que nos arrastra a buscar un tesoro, más allá de lo que jamás hemos conocido o soñado.
¡Cuántas veces la inspiración no acompaña! Y, sin ella, perdemos algo esencial, aquello que da frecura y viveza a nuestra obra, a nuestra vida.
Y, si no, mirad este post y buscad mi musa. Si la encontráis, decidle que la hecho de menos y que espero que lo esté pasando bien en sus vacaciones. Hasta que vuelva de su exilio me despido. Espero que regrese pronto.
¿Quién se ha comido a mi "moussa"?
Dedicado a Chus, que está lejos.
Y de aquí nace mi reflexión, porque tampoco es del todo cierto que no haya tenido tiempo para escribir. Me he sentado un par de veces delante del teclado, llegando a escribir, en el mejor de los casos, unas cuantas líneas vacías de sentido que no alcanzaban ni de lejos mis expectativas.
No es que no tenga temas, que hay un montón; sino que no me siento inspirada. Mi musa ha debido irse de vacaciones en septiembre, pero sin previo aviso para colgar el cartelito de "cerrado por falta de inspiración hasta cuando la niña decida volver". Es tremendamente caprichosa y tiende a hacer lo que le da la gana.
Podría contratar una, como en una comedia que vi una vez (The Muse, Albert Brooks, 1999), pero no lo veo del todo claro. Además, no me convence el resultado que obtenía el protagonista.
También podría buscar un friki que estuviera bueno como fuente de mi inspiración, pero hay algo en esa frase que no acaba de casar del todo. ¿"Friki" y "estar bueno" son conceptos compatibles? Quizá tendría que hacer un estudio intensivo, aunque eso me alejaría de estos lares por una temporada... (Mmmmmmmmmm...)
Decía Paolo Coelho (El Alquimista, 1988), gran embaucador y escritor, capaz de conmover corazones con sus sincréticas historias, mezcla de leyendas, biblia e imaginación: Cuando una persona desea lo que quiere, todo el mundo conspira para que lo consiga. Pero las cosas no son tan fáciles, ni los sueños están al alcance de la palma de la mano. No siempre nos embriaga un sueño inspirador que nos arrastra a buscar un tesoro, más allá de lo que jamás hemos conocido o soñado.
¡Cuántas veces la inspiración no acompaña! Y, sin ella, perdemos algo esencial, aquello que da frecura y viveza a nuestra obra, a nuestra vida.
Y, si no, mirad este post y buscad mi musa. Si la encontráis, decidle que la hecho de menos y que espero que lo esté pasando bien en sus vacaciones. Hasta que vuelva de su exilio me despido. Espero que regrese pronto.
¿Quién se ha comido a mi "moussa"?
Dedicado a Chus, que está lejos.
sábado, septiembre 03, 2005
Newcastle 2005 - EASM Congress
Una vez más, me ausento del blog. Esta vez, sólo será una semanita, mientras voy al Congreso Europeo de Gestión Deportiva, que este año se celebra en Newcastle.
El año pasado, fue en Bélgica (parte en Bruselas, parte en Gante) y me lo pasé genial. Merece la pena ahorrar un poco y participar de este tipo de eventos, no sólo por las conferencias y la formación, sino también por la diversión y, especialmente, por la gente que tienes la oportunidad de conocer.
En Bélgica, por ejemplo, conocimos a un hindú afincado en Estados Unidos. Era un hombre majísimo: Hablaba con todo el mundo, se reía con casi cualquier chiste, se sentaba en el suelo a comer con los alumnos durante los malditos "walking dinners" (¿qué gracia tiene comer de pie un guiso?)... ¡Y resulta que era uno de los gurús en gestión deportiva a nivel internacional! Por lo visto, uno de los mejores del mundo y no se lo tenía nada creído... Era un encanto.
Por supuesto, no todo el monte es orégano, así que también nos encontramos con algún profesor de universidad que mantenía las distancias con los mortales y sólo se movía entre personas de reconocido prestigio... Quizá era porque, después de ver lo creído que se lo tenía, sólo las personas más diplomáticas eran capaces de soportar su compañía.
De todas formas, y personas de dudoso interés a parte, es magnífico ver lo que hacen en otros países, el intercambio cultural entre estudiantes de todos los países de la Unión Europea (y parte del extranjero) y descubrir que no somos iguales, pero tampoco muy distintos. Como dice mi amigo Ljubisa (un francés que conocí el año pasado): Escuchamos la misma música, vemos las mismas películas, jugamos a los mismos juegos, practicamos los mismos deportes, a todos nos gusta divertirnos y nos fastidian cosas similares.
Así que, ya sabéis, yo me voy y os animo a hacer lo mismo cuando podáis. Gracias por seguir pasándoos por aquí con esa bendita paciencia que tenéis.
Dedicado a 5M & Co..
El año pasado, fue en Bélgica (parte en Bruselas, parte en Gante) y me lo pasé genial. Merece la pena ahorrar un poco y participar de este tipo de eventos, no sólo por las conferencias y la formación, sino también por la diversión y, especialmente, por la gente que tienes la oportunidad de conocer.
En Bélgica, por ejemplo, conocimos a un hindú afincado en Estados Unidos. Era un hombre majísimo: Hablaba con todo el mundo, se reía con casi cualquier chiste, se sentaba en el suelo a comer con los alumnos durante los malditos "walking dinners" (¿qué gracia tiene comer de pie un guiso?)... ¡Y resulta que era uno de los gurús en gestión deportiva a nivel internacional! Por lo visto, uno de los mejores del mundo y no se lo tenía nada creído... Era un encanto.
Por supuesto, no todo el monte es orégano, así que también nos encontramos con algún profesor de universidad que mantenía las distancias con los mortales y sólo se movía entre personas de reconocido prestigio... Quizá era porque, después de ver lo creído que se lo tenía, sólo las personas más diplomáticas eran capaces de soportar su compañía.
De todas formas, y personas de dudoso interés a parte, es magnífico ver lo que hacen en otros países, el intercambio cultural entre estudiantes de todos los países de la Unión Europea (y parte del extranjero) y descubrir que no somos iguales, pero tampoco muy distintos. Como dice mi amigo Ljubisa (un francés que conocí el año pasado): Escuchamos la misma música, vemos las mismas películas, jugamos a los mismos juegos, practicamos los mismos deportes, a todos nos gusta divertirnos y nos fastidian cosas similares.
Así que, ya sabéis, yo me voy y os animo a hacer lo mismo cuando podáis. Gracias por seguir pasándoos por aquí con esa bendita paciencia que tenéis.
Dedicado a 5M & Co..
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