Desde que alcanzaron el poder, los socialistas han desarrollado distintas políticas cuyo fin último es deslegitimar y, en última instancia, destruir el concepto de familia, basándose en los postulados de la ideología de género; que consideran la familia como el sistema básico de represión de los individuos.
Para ello, han desarrollado distintas leyes y se han entrometido en la vida cotidiana de los ciudadanos de forma reiterada, ignorando sus derechos constitucionales e intentando imponer a través de medidas legislativas y educativas sus puntos de vista más radicales.
Empezaron con el divorcio exprés, luego llamar matrimonio a las uniones homosexuales, la educación para la ciudadanía, la ley del aborto y la imposición ideológica de modelos sexuales y, ahora, la creación de una carta de ciudadanía individualista que desplace al libro de familia, con al excusa de eliminar estructuras sociales anticuadas: La familia, básicamente.
Y no, no son paranoias mías. En la exposición de motivos de la futura ley se expresa de forma literal la intención de "el progresivo abandono de construcciones jurídicas de épocas pasadas que configuraban el estado civil a partir del estado social, la religión, el sexo, la filiación o el matrimonio". Porque, como ha existido siempre, parece que la familia es una construcción jurídica de épocas pasadas que debe desaparecer.
Además, parece que, como ya no habrá ningún documento que vincule a los distintos miembros de una familia, están pensando en que, quizá, el orden alfabético de los apellidos podría ser inverso para el segundo hijo. Ahora es obligatorio que todos los hermanos de una misma unión tengan los mismos apellidos, como un rasgo de identificación familiar; pero, como no queremos que la gente se identifique con su familia, es una gran idea que, por defecto, cada hijo tenga unos apellidos diferentes.
Primero fueron las rupturan unilaterales del núcleo familiar sin acuerdo de sus miembros; después, utilizar el término matrimonio para describir realidades distintas del matrimonio, haciendo perder su valor al término; más tarde, llegó la imposición ideológica en las escuelas, a través de la asignatura de pensamiento único del estado; el siguiente paso fue destruir a los hijos en el vientre de sus madres e imponer la ideología de la muerte en las escuelas, como si fuera educación en salud; y ahora quieren desvincular a los individuos de sus estructuras familiares a golpe de ley, porque la famlia es un constructo anticuado que hay que eliminar.
Hoy mismo leía un encuentro con el autor del libro de EpC que el tribunal andaluz ha reconocido como sesgado ideológicamente y, por el cual, se ha admitido la objeción a la asignatura de un alumno, al entenderse que se vulnera el Derecho Constitucional de sus padres a elegir la formación moral de sus hijos, así como la sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que considera que no deben tratarse temas socialmente controvertidos.
A parte de demostrar cómo sí tiene un sesgo ideológico clarísimo en cada una de sus palabras, se observa en él un gran desconocimiento (o manipulación) sobre las legislaciones europeas, tanto en materia de educación, como de aborto. Además, si os fijáis en la penúltima pregunta, plantea que quien debe elegir los valores que se transmiten a los niños no son los padres, como recoge la Constitución, sino la sociedad que, según él, los va descubriendo.
Esta consideración de que el Estado puede decidir en qué deben creen mis hijos, cuáles deben ser sus valores morales, qué está bien y qué está mal; no es un problema sólo de su libro, como él mismo reconoce, sino de toda la asignatura de EpC. De hecho, cuando se le pide que explique la diferencia entre EpC y Formación del Espíritu Nacional, lo único que puede decir es que una es una asignatura desarrollada en la democracia, frente a otra desarrollada en una dictadura. Sin embargo, no puede matizar diferencias estructurales o formales, porque el fin de ambas es el mismo: Inculcar los valores del gobierno de turno en los niños, independientemente de su libertad individual y la libertad de sus padres para elegir los valores morales que quieren transmitirles.
Las intromisiones en la vida familiar, la educación de los hijos, la deslegitimación de la familia como célula social básica, la eliminación del matrimonio como entorno privilegiado para el desarrollo y educación de los niños... El plan está claro: Llevar el individualismo al extremo, para tener ciudadanos más maleables, puesto que la familia es una estructura muy sólida y poderosa cuando está bien constituida, y sus miembros más difíciles de manipular.
El objetivo es destruir a la familia. Que lo consigan o no, depende de nosotros. ¿Tú qué piensas hacer?
Hoy mismo leía un encuentro con el autor del libro de EpC que el tribunal andaluz ha reconocido como sesgado ideológicamente y, por el cual, se ha admitido la objeción a la asignatura de un alumno, al entenderse que se vulnera el Derecho Constitucional de sus padres a elegir la formación moral de sus hijos, así como la sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que considera que no deben tratarse temas socialmente controvertidos.
A parte de demostrar cómo sí tiene un sesgo ideológico clarísimo en cada una de sus palabras, se observa en él un gran desconocimiento (o manipulación) sobre las legislaciones europeas, tanto en materia de educación, como de aborto. Además, si os fijáis en la penúltima pregunta, plantea que quien debe elegir los valores que se transmiten a los niños no son los padres, como recoge la Constitución, sino la sociedad que, según él, los va descubriendo.
Esta consideración de que el Estado puede decidir en qué deben creen mis hijos, cuáles deben ser sus valores morales, qué está bien y qué está mal; no es un problema sólo de su libro, como él mismo reconoce, sino de toda la asignatura de EpC. De hecho, cuando se le pide que explique la diferencia entre EpC y Formación del Espíritu Nacional, lo único que puede decir es que una es una asignatura desarrollada en la democracia, frente a otra desarrollada en una dictadura. Sin embargo, no puede matizar diferencias estructurales o formales, porque el fin de ambas es el mismo: Inculcar los valores del gobierno de turno en los niños, independientemente de su libertad individual y la libertad de sus padres para elegir los valores morales que quieren transmitirles.
Las intromisiones en la vida familiar, la educación de los hijos, la deslegitimación de la familia como célula social básica, la eliminación del matrimonio como entorno privilegiado para el desarrollo y educación de los niños... El plan está claro: Llevar el individualismo al extremo, para tener ciudadanos más maleables, puesto que la familia es una estructura muy sólida y poderosa cuando está bien constituida, y sus miembros más difíciles de manipular.
El objetivo es destruir a la familia. Que lo consigan o no, depende de nosotros. ¿Tú qué piensas hacer?