Llevo un tiempo ausente porque ya he dado a luz a mi pequeña y, aunque estoy de baja, casi todo mi tiempo lo consume ella, y bendito sea Dios por ello.
Tener un hijo te cambia la vida y te obliga a pensar sobre las cosas.
Uno de los problemas que tenemos los padres, especialmente los primerizos, y más aún si es el primer nieto de los abuelos, es lo que tengo a bien llamar el "Síndrome del Protagonista".
El "Síndrome del Protagonista" se manifiesta de forma más acentuada cuanto más cercano se siente uno al niño en cuestión. Sin embargo, creo que los abuelos tienden a ser el ejemplo más evidente y extremo durante los primeros meses y años de la vida del niño.
La imagen es la siguiente: Cuando un niño viene al mundo, es como si una película comenzara y, en ella, todos quieren tener un papel estelar. Empieza con el embarazo, en el que la madre cobra un papel principal y que, según con quien hables, parece relegar al padre a un papel casi de mero espectador; de secundario resultón en el mejor de los casos.
Después llega el parto y, a partir de ahí, todos quieren obtener el mejor papel posible: El abuelito, la tía favorita, el padrino... Todos quieren ser protagonistas en la vida del pequeño. Un engaño como otro cualquiera.
Todos somos personajes, en el mejor de los casos, secundarios en la vida del pequeño, porque, por muy importante que sea nuestro papel, no somos los protagonistas de esa historia. Sólo hay dos personajes que vivirán para disfrutar de toda la película: El propio niño y Dios. Los demás, sencillamente, entramos y salimos de escena según toque. Podemos dejar más o menos huella, incluso ser secundarios con un papel importante, pero lo cierto es que entraremos en plano, condenados a salir de él. eso sí, pudiendo haber dado un giro interesante a la trama.
Ahora mismo, sé que el papel de mi marido y el mío en la vida de nuestra hija tiene mucho peso, porque somos sus padres y tenemos una gran responsabilidad por delante. Sin embargo, llegará el día en que ella ya no nos necesite tanto, eche alas, tome sus propias decisiones... y, Dios mediante, encuentre algo que dé más sentido a su vida que estar con nosotros y nos deje para desarrollar plenamente su vida, que es lo que tiene que hacer.
Sin embargo, para eso aún queda algún tiempo y, si bien somos conscientes de que la protagonista es ella, tenemos intención de ocupar plano mientras nos deje y disfrutar con ella de la película.