Hoy hace 6 años de la muerte de un santo, motivo de tristeza temporal para los que le amamos, motivo de alegría para toda la creación, pues otro hombre fue arrebatado al Cielo.
Era un curita sencillo, si más aspiraciones que amar a Dios y a su Iglesia. Pasó por el mundo haciendo el bien, evangelizando y dando consuelo. Pero que nadie se me confunda, no era un santurrón edulcorado con una metafísica rimbombante.
Era un chico joven y deportista, que gustaba de hacer bromas hasta en sus sermones. Le encantaba estar con la gente y tomar el aperitivo o un helado con sus amigos. Visitaba a sus padres, disfrutando de la buena mesa de su casa.
Era sencillo y pobre, pero también aseado y nada cutre.
Hace 6 años que nos dejó para ir a donde siempre quiso estar: Los brazos del Amado.
Santi, sabemos que estás siempre cerca e intercedes por nosotros. Pide al Señor que nos permita llegar a disfrutar de los dones del Cielo, donde volveremos a encontrarnos. Aún así, te echamos de menos.