viernes, julio 29, 2005

¿Educa-qué?

Hoy voy a hablar de un tema siempre controvertido y que, personalmente, me es de sobra familiar: La educación.

En post anteriores, estoy convencida de haber hablado de mis alumnos y, como era de esperar, soy maestra y, además, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Llevo muchos años estudiando estos temas, incluso he investigado sobre ellos.

No quiero aburriros con tediosas definiciones de educación porque, en el fondo, creo que todos tenemos una idea más o menos clara de lo que estamos hablando. No obstante, citaré a mi amigo Antonio (2000 y ss.) que suele decir que la educación es la domesticación de las personas.

Si tenemos en cuenta las definiciones que la Real Academia de la Lengua nos ofrece sobre término domesticar:

tr. Reducir, acostumbrar a la vista y compañía del hombre al animal fiero y salvaje.

tr. Hacer tratable a quien no lo es, moderar la aspereza del carácter.

Podríamos decir que la educación, tal como la entiende Antonio, consistiría en socializar a la persona, esto es, permitirle vivir en compañía del resto de seres humanos.

Todo esto puede parecer muy evidente, pero creo que no existe nada evidente, más allá de las necesidades biológicas propias de cada uno. Al menos, eso parecen demostrar los repetidos incendios provocados que se producen en el parque de detrás de mi casa todos los veranos, las papeleras destrozadas, las pintadas que ensucian las fachadas (no niego que me haya prendado alguna vez de alguna obra de arte callejero, pero es más que excepcional), la basura depositada en lugares en los que no procede... Vamos, que el tema de la convivencia entre personas no está tan claro.

¿Por qué no somos capaces de pensar un poquito en los demás de vez en cuando?

Lo peor es que la juventud (sí, recuerdo el post que escribí) está asilvestrada. Pero no, no es culpa suya, sino de la falta de coherencia y responsabilidad de los padres.

Me da vergüenza ajena ver como los progenitores de algunos chavales se desentienden de ellos. Vivimos en la época de los niños llavero. Los padres los engendran, las madres los paren... ¡Y ya está! Bueno, es cierto, hay que seleccionar adecuadamente las extraescolares, para evitar que estén en la calle mientras trabajamos y darles suficiente dinero para que no molesten el fin de semana. Pero, a parte de la inversión económica, el trabajo ya está hecho. Ahora serán profesores, monitores (de extraescolares, de campamentos, de televisión, de ordenador...), canguros y camellos (por ejemplo) los que tomen la iniciativa para que el niño se integre socialmente y sea un ciudadano crítico y responsable.

Se suele hablar de las desestructuración del modelo de familia, cuando se habla de madres solteras o padres separados. Sin embargo, creo que la raíz del problema no es ésa, sino la falta de responsabilidad por parte de aquellos que se lanzan a la maravillosa aventura de tener hijos.

Tener hijos no es que papá ponga una semillita en mamá y esperemos nueve meses para abrir el bombo sorpresa. Hay que ser responsables.

Pero, claro, luego están las garras del sistema educativo. No sé si os habéis leído alguna vez la legislación educativa. Cada vez está peor redactada, es menos coherente y se invierte menos dinero para dar una educación teóricamente más personalizada. Los alumnos no le importan a nadie, los padres un poco más, por aquello de que votan, los profesores están hasta las narices... Vamos, que el clima no es precisamente el más adecuado para el desarrollo de las potencialidades individuales de las personas. Eso explica los niveles de fracaso escolar. No es que los chavales no den para más, es que no se les enseña más. Seguimos en la edad de piedra de la educación.

En fin, que el tema está chugo. Lo único que podemos hacer es estar ahí, acercarnos a los chavales que tenemos cerca, incentivarlos, ayudarlos con sus problemas y, en última instancia, preguntarnos una cosa cuando llegue el momento: ¿De verdad quiero tener un hijo y me siento capaz de renunciar a lo que haga falta para educarlo en condiciones?

Si la respuesta es sí, tenéis mi bendición.


Dedicado a mis padres.

1 comentario:

Hîthwen Fëadür dijo...

A todo esto yo añadiría que cada vez se exige menos responsabilidades a los niños.... Algo importante del proceso de madurar es aprender a empatizar con los demás, si esto no se da, si no se madura, ocurren cosas como las de tu parque... Pero si los niños no tienen responsabilidades siguen siendo niños cuando ya tienen edad de ser conscientes de lo que hacen. Me explico, la responsabilidad de aprobar recae sobre el profesror que tiene manía, en la academia que no explican bien, la madre q no ayuda con los deberes. En casa hay quien no hace absolutamente nada (luego a los 30 años cómo se van a ir con lo bien q viven) por eso mismo que dices tu -demosle dinero y mientras se esté calladito bien- y de este modo tampoco son responsables con sus cosas porque siempre pueden pedir dinero para renovarlas "y estarse calladitos"...

También es que ahora los padres tienen menos tiempo, llevamos un ritmo de vida más acelerado, ahora lo normal es que trabajen ambos conyuges, por un lado cuando se llega a casa se está cansado para batallar con los niños (añadamos a esto que cada vez se tienen los niños a una edad más tardía), por otro lado se es más blando, por algún motivo los adultos han perdido el poder sobre los niños, no se puede seguir manteniendo mediante el miedo al castigo pero no se sabe ganar el respeto sincero que uno descubre tener hacia un mentor...

No sé.... son muchas cosas, pero es un problema de todos, de la sociedad, un problema que hay que afrontar para poder tener miras al futuro.....