Pasados unos meses, vuelvo a mi España natal y me encuentro con que nada ha cambiado, pero todo es distinto.
Cuando me marché, los políticos abochornaban al país con sus actuaciones, y siguen haciéndolo; medio Madrid estaba en obras, y sigue estándolo; la gente se dejaba llevar por el borreguismo imperante, y sigue balando; tenía buenos amigos, y sigo teníendolos...
Lo único que ha cambiado es el lugar en que todas estas cosas ocurren: Nuevos temas en los que los políticos osan opinar (con lo guapos que están calladitos...) la zanja que estaba a 50 metros norte de casa, ahora está a 50 metros sur; llega la época de esquilar las ovejas (que son las mismas, pero con menos pelo); los amigos antes charlaban sobre la universidad, y ahora sobre el curro (nos hacemos mayores...)...
El caso es que da igual lo lejos que te marches, nada cambia esencialmente, sólo de forma circunstancial. Si lo piensas, asusta. Por un lado, porque no avanzamos y no conseguimos que las cosas sean mejores de un modo radical y, por otro, porque te has perdido esas pequeñas cosas que hacen la vida interesante y que, en el fondo, son las más importantes.
El mundo sólo se mueve en las grandes revoluciones, porque tiene una inercia demasiado grande como para poder desviarse de su camino, a menos que se le aplique una fuerza muy intensa. Sin embargo, la vida se mueve gracias a las pequeñas cosas, esos detalles que la hacen especial, única y cada día diferente. Un plato de arroz no puede acabar con el hambre del mundo para siempre, pero puede ser mi cena esta noche.
A veces, queremos cambiar el mundo con nuestras obras, sin darnos cuenta de que es demasiado, mucho más de lo que está a nuestro alcance. Sin embargo, podemos cambiar cositas muy pequeñas de nuestro entorno, que hagan la diferencia para los demás. Quizá la suma de todos esos detalles de que somos capaces, propicien una nueva revolución que nos lleve a dar otro paso adelante hacia un mundo mejor para toda la humanidad.
Como decía la campaña de Manos Unidas (1997): Cambia tu vida para cambiar el mundo.
Dedicado a las personas que son para mí esos pequeños detalles.
lunes, abril 10, 2006
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