miércoles, diciembre 14, 2005

Noticias

Hace tiempo que dejé de ver las noticias, de leerlas y de escucharlas; al menos activamente. Si ponen ante mis ojos los titulares, no puedo dejar de mirarlos, pero no voy a ir a buscarlos, desde luego. Sólo verlos me produce tristeza. No se salva ni uno.

Por un lado, las noticias nacionales, que son como para echarse a temblar. El otro día, sentada en el metro, leí un trozo de una noticia por encima del hombro de la persona sentada a mi lado. Era uno de esos periódicos sensacionalistas... El Metro, creo. Ponía que uno de estos "catalanes" (y lo pongo entre comillas, porque catalanes hay muchos, todos distintos y en una riquísma variedad) acusaba a la campaña de boicot a los productos catalanes como "persecución nazi". Me pregunto yo qué opinaran las empresas a las que ellos han listado en una web porque no ponen las etiquetas en catalán; o los inmigrantes de otras Comunidades Autónomas de lenguas maternas distintas de la suya, que no pueden escolarizar a sus hijos más que en catalán. Aunque, tampoco seamos necios, pasa lo mismo en todas las comunidades con lengua propia. Sospechoso, cuando menos...

Desde luego, si te toca de peque, pues una lengua más que aprendes, pero si te toca con 15 'o 16 años... La faena tiene que ser tuya. Además, yo me siento discriminada. ¿Por qué a mí nadie me da la oportunidad de aprender una lengua más aquí en Madrid? ¿Por qué no pueden ofertar a cada uno todos los idiomas y que cada uno elija? Vamos, digo yo... Por aquello de que cada uno eduque a sus hijos como mejor le parezca, siempre desde el respeto y la solidaridad.

Sin embargo, es complejo educar en el respeto, cuando dejas que los alumnos hagan lo que les dé la gana sin ton ni son; cuando los profesores no tienen modo de pararles los pies; y los padres no tienen tiempo para ellos. La responsabilidad se diluye y cada cual hace lo que buenamente puede para sobrevivir a su parte.

Al final, los chavales callejean y se asocian, formando grupos no siempre recomendables, dándose al acoso escolar y destrozando el mobiliario público (y la cara de alguno también). El miedo y la crispación de adueñan de los débiles y los fuertes ejercen su hegemonía.

Además, está el famoso tema de la Cope, que a todos les gusta tanto. Los unos acusan a los otros de manipular la información e incitar a la intolerancia, o algo así. Los otros, encantados, porque así pueden quejarse de la represión. Todos son noticia y tan contentos.

Lo que me preocupa es que, realmente, se puede observar que nuestro país se tambalea. Unos y otros se miran con recelo. Los que ayer eran hermanos y compañeros, hoy son enemigos, porque viven en Comunidades Autónomas distintas. Parece que la política es si no pienas como yo, eres un reaccionario, un comunista, un antipatriota o un intolerante.

¡Y esto sólo en la sección nacinal! Si miras fuera, entre la violencia en Francia, el incendio en Inglaterra, las guerras (y no sólo la de Iraq, que no es la única, por desgracia), el terrorismo, las guerrillas, los desastres naturales, los humanitarios... Parece que nadie se salva.

Después, miras alrededor y te enteras de que el hijo del vecino ha tenido un accidente de moto, a una amiga de tu madre le han detectado un cáncer de mama y que a tu novia se le ha muerto el periquito (pongo "novia" para que no haya malentendidos...).

Y me pregunto yo: ¿Es que no pasan cosas buenas en este mundo? ¿Estamos solos a nuestra suerte en un planeta hostil? ¿Hay sitio para nosotros en este estructura social que nos hemos inventado?

La respuesta es simple: Sí.

Esta tarde, cuando volvía de Madrid, he visto como unos niños del C.E.I.P. Príncipe de Asturias (Cantoblanco) hablaban con una anciana de la residencia de al lado a través de la verja. Es precioso ver cómo los niños y los mayores se entienden tan bien, mientras los "adultos" se pasan el día ocupados.

Y algunos se ocupan con razón, porque tengo un amigo que es trabajador social y está encantado con las personas discapacitadas con las que desarrolla su profesión, que, si bien dan un poco de guerra, trabajan y tienen una vida bastante normalizada.

Además, ayer vi cómo una chica ayudaba a un ciego a cruzar la calle. O quizá fuera al revés, porque con los semáforos sonoros se les ayuda a poder moverse con más soltura por el mundo.

He visto a los niños jugar. Uno trepaba por una cuerda, mientras una niña corría por la calle. Hacía frío, pero su frenético movimiento no les dejaba sentirlo.

Me he encontrado con unas alumnas de hace un par de años. ¡Cómo han crecido! Ya van al instituto. Salen con las amigas, charlan, hacen los deberes, sacan sus asignaturas y algún día serán unas chicas de provecho.

En mi pueblo están todos locos. Tienen tantas ganas de hacer algo chulo estas navidades, que en dos días se nos han juntado tres conciertos para recaudar fondos para distintas causas. Además, dentro de nada serán las campañas de kilo-litro, tanto la de los católicos, como la de los evangelistas, que se ponen de acuerdo en estas fechas del año para ayudar a los demás.

Y, sí, quedan sólo 10 días para Nochebuena. No sé vosotros, pero en mi casa lo vamos a celebrar. Mis tíos y mi abuela vendrán y nos juntaremos todos para vivir estas fechas en familia, como debe ser. Y también habrá tiempo para los amigos, estudiar un poco y recordar los viejos tiempos con esas personas que ya no son parte del día a día, pero que tienen un rinconcito especial en el corazón.

¿Por qué no nos lo curramos un poco y buscamos esas buenas noticias que nos rodean, en lugar de regodearnos en nuestra desdicha? Quizá estemos perdiendo la oportunidad de sonreir. Yo no pienso hacerlo, ¿y tú?

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¿Tú no sonríes?

Dedicado a aquellos que son capaces de hacernos sonreir.

sábado, noviembre 26, 2005

Se encuentran

Ayer por la noche, me fui a cenar con mis amigos al centro. Estábamos unos cuantos y, después, llegó otra amiga con unas chicas con las que había ido al cine. Al final, éramos 8 a la mesa.

Uno de ellos era el novio de una amiga, al que veía por tercera vez desde que le conozco. Al preguntarle por su vida, más allá del trabajo y la novia, pasamos a hablar de los tebeos de Marvel que le gustaban. Además, las dos chicas y mi amiga venían de ver Harry Potter, comentando, incluso, que el año que viene habrían de ir disfrazadas al estreno de la siguente. De los amigos de siempre, me limitaré a dar un dato, como botón de muestra: Todos traducimos anime para un fansub (Anime Rakuen, claro).

En fin, observaréis que éramos una panda de frikis bastante común, cada uno con sus vicios, pero todos moviéndonos en este magnífico entorno de la afición y la fantasía.

Ya lo dice un amigo mío: Los frikis no se buscan, se encuentran. (Wachinayn)

Cuando algo te gusta, no hace falta buscar activamente quién secunde tus pasiones, esas personas irán apareciendo y, precisamente por lo que comparten contigo, irán añadiéndose al grueso de aquellos que tienen algo que decir en tu vida. Por supuesto, hablo de ser friki, pero se puede extrapolar a cualquier otro ambiente. Las personas que tienen algo en común se encuentran a lo largo de la vida y se unen y separan, en la medida en que existe un nexo entre ellas. Cuando lo que les liga desaparece, suele quedar el cariño, que perdura más allá de los tiempos en forma de amistad, de esas que se viven a distancia, pero sinceramente.

¡Qué triste es que los caminos se separen! Sin embargo, en todas las sendas, encuentras otras personas. Es cuestión de dejar de mirar atrás y poner los ojos en el horizonte. El futuro está plagado de aventuras y compañeros. El pasado, de recuerdos y lecciones.

Las relaciones nacen, crecen, se reproducen y, en muchos casos, mueren. Mas, como todo buen difunto, pueden ser recordadas por sus seres queridos, por aquellos que las formaron, las cuidaron y, ahora, las velan.

No tengas miedo a la distancia, el desencuentro o la pérdida. Sólo debes temer olvidar lo que fue, que es la única manera de perderlo para siempre.


Dedicado a DVD, nuestra última eNe-adquisición.

sábado, noviembre 19, 2005

Ser Super

El otro día, hablando con mis amigos, hablábamos de ser mutantes y recordé una entrada de Cosas de Frikis que hablaba al respecto. En el fondo, lo que todos hemos soñado es ser superhéroes. No creo que nadie que conozca pueda decir que nunca ha querido ser Superman, Batman, Spiderman, Lobezno... La idea de tener superpoderes: Poder volar, lanzar rayos o enfrentarse a los malos nos atrae. Y yo me pregunto: ¿Por qué?

Descartado un enfermizo gusto por los leotardos marcapaquetes y llevar la ropa interior por fuera, podríamos pensar que es para obtener la aceptación social de personajes como Los 4 Fantásticos, Superman o Batman, insignes y reconocidos en sus respectivas sociedades por ser capaces de solucionar problemas que al resto se les escapan de las manos. Sin embargo, ¿por qué parecerse entonces a un adolescente "alelao" y empollón como Parker; o, aún peor, a unos marginados sociales como los X-Men? Ésa no puede ser la razón.

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He aquí una muestra de nuestros protagonistas.


Podríamos pensar que es por el hecho en sí de los superpoderes, ser capaces de hacer cosas que ahora nos resultan imposibles. ¿Qué chico no soñaría con poder ver a través de las paredes de los vestuarios de las chicas (las chicas preferimos el de los chicos, como vosotros comprenderéis)? ¿Quién no ha soñado alguna vez con volar y evitarse los atascos y las obras de Madrid? ¿Cómo no podríamos desear tener un cuerpo capaz de elongarse para coger un refresco y patatas sin movernos del sofá? ¿Y qué me decís de poder hacer magia y que esa montaña de mugre a la que llamamos con el eufemismo de "mi cuarto" quedara impoluta con un sencillo chasquido de dedos? Hombre, esto ya tiene más sentido, aunque luego ves Smallville (Warner Bros., 2001) y piensas que, si hay que ser un provinciano tan pardillo, quizá tampoco merezca tanto la pena y sea mejor pasarse a supervillano.

De todas formas, ¿sería lo mismo si todos tuviéramos superpoderes? Por ejemplo, cuando vemos X-Men II (Bryan Singer, 2003), el amigo Magneto tiene una idea muy interesante que los fastidiosos X-Men mandan al traste: ¡Convertirnos a todos en mutantes! No me negaréis que estabais deseando que lo consiguiese y tratando de imaginar en qué clase de engendro os convertiríais. Sin embargo, cuando ya pensabais que ibais a ser capaces de poner las palomitas en el microondas sin levantar el culo del asiento, llegan los pesados éstos y se cargan el plan. ¡Nuestro gozo en un pozo!

Sin embargo, como decía Dash en Los Increíbles (Brad Bird, 2004): ...cuando la gente
dice que "todos somos especiales" da lo mismo decir que "nadie es especial".

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Cada vez, empiezan a doparse más jóvenes.


En el fondo, queremos ser diferentes y, claro, si todos tuviéramos superpoderes, ¿qué nos haría especiales? Seríamos "como todos", y eso no tiene glamour.

Sin embargo, es cierto que todos somos diferentes y, a nuestra manera, especiales. No hace falta lanzar rayos por los ojos o tener tentáculos para hacer grandes cosas. Si no, mirad alrededor, hay un montón de causas por las que luchar y seguro que con vuestras particulares virtudes sois capaces de hacer algo que merezca la pena y os hagan sentir diferentes. Y, bueno, si no tenéis virtud alguna, siempre os podéis meter en la política... Aunque, claro, eso supone convertirse en "villano", y sólo "supervillano" si os convertís en presidentes del gobierno o dais un golpe de estado en una república bananera. Vosotros decidís.

En fin, perdonad que os deje así, es que voy a ver si descuelgo al ratero que he colgado de la farola con mi telaraña, me arreglo las garras de adamantium y veo la peli del plus del vecino con mi supervisión.


Dedicado a Perico, el maestro de superhéroes.

viernes, noviembre 18, 2005

No tengáis miedo

El martes, me operaron la rodilla. Todo salió bien y, aunque lo pasé bastante mal al día siguiente, ahora no me quejo demasiado. Está claro que me esperan un par de meses muy duros y que la rehabilitación va a ser bastante dolorosa, pero valdrá la pena: Podré volver a correr, saltar, practicar deporte... Recuperaré, en parte, la vida que tenía antes de la lesión, y eso me hace sentir que merece la pena.

Sin embargo, y aunque no lo he pasado precisamente bien, estos días han tenido algo maravilloso: La gente. Las personas que quiero han estado ahí, se han preocupado por cómo me sentía y progresaba, no me han dejado sola ni un momento. Me he sentido muy arropada y he comprendido lo importante que es querer y sentirse querido, una vez más.

Hace un rato reflexionaba sobre la importancia de no callarse nunca un "te quiero", ni un "lo siento".

Vivimos en un mundo en que no es fácil expresar los sentimientos, porque no se nos educa para eso. Se pide de nosotros que seamos fuertes, que seamos duros, que no nos ablandemos, ni nos amedrentemos fácilmente. Se nos enfrenta a la frustración para que aprendamos a aceptarla y al dolor para que nos inmunicemos a él. Se nos mutilan los abrazos y se nos priva de los besos. Según crecemos, olvidamos las caricias y perdemos los "te quieros". Parece que decirle a alguien lo que sientes sse convierte en un tabú, sólo tolerable en la intimidad del lecho o en relación a los niños, y con cuidado.

Amar nos hace débiles, frágiles, nos pone a merced del otro y, aunque sea cierto, es mejor que no le dejemos saber el poder que realmente tiene sobre nosotros. Sin embargo, los cariños que no se expresan, no salen de nosotros, anidan en el corazón, fermentan y se pudren. Llega un momento en que son tan rancios que nos avergüenzan y nos asustan, somos incapaces de desincrustarlos del fondo del alma y ahí se quedan, ocupando espacio y enturbiando el aire.

"Te quiero" y "lo siento" son palabras poderosas, capaces de liberarnos de nuestra podredumbre. Apartan de nosotros los espíritus de la soledad y el miedo, acercan a nuestra vida a personas que están lejos, nos permiten abrir las ventanas del corazón, para que entre el aire fresco de la vida. Las risas vuelven a resonar dentro de nosotros, como cuando éramos niños, y las lágrimas vuelven a brotar y derramarse sobre el hombro que nos sustenta en los momentos difíciles. Ya no estamos solos y alcanzamos la plenitud de la felicidad. Porque, que nadie nos engañe, la felicidad está en el amor y en ningún sitio más. Cualquier otro sitio en que pongamos nuestras esperanzas será un triste placebo, que no calmará el hambre, ni saciará la sed de aquello que anhelamos.

Amemos, pues, y demostrémoslo. Perdamos el miedo, porque, aunque en ocasiones duela, merece la pena pagar el precio. Como siempre decía Juan Pablo II: No tengáis miedo.

Te quiero. Sí, te lo digo a ti. Lo siento si no había sido capaz de decírtelo antes. Gracias por estar ahí.


Dedicado a todos vosotros, especialmente a Mª José, que se mantiene a mi lado.

martes, noviembre 08, 2005

El regalo de vivir

Una vez más, me siento frente al teclado con una idea vaga de lo que quiero escribir. En realidad, me gustaría que fuera una oda a la vida, pero no sé qué saldrá.

Últimamente, he visto cosas terribles, imágenes impactantes de personas en estados deplorables: Documentales sobre la segunda guerra mundial, fotos de personas famélicas, muertos en reyertas... Algunas eran nuevas, otras más antiguas, todas espeluznantes. Creo que lo peor fue la que me hizo enterarme de cómo se practica el aborto por parto provocado, que es legal en Estados Unidos.

Supongo que muchos pensaréis que un cigoto no tiene ningún valor, pero yo creo que es una persona, pequeñita e indefensa, pero ser humano con vida propia, al fin y al cabo. En cualquier caso, creo que esta práctica es atroz, incluso para aquellos que se posicionan cerca del aborto. Se practica en los tres últimos meses de gestación (entre los 6 y los 9). Teniendo en cuenta que un bebé que nace a los seis meses puede sobrevivir y que uno de siete lo hará con muy pocos problemas, teniendo un desarrollo totalmente normal, creo que es una salvajada.

La intervención consisten en inducir el parto, entonces, el médico introduce unos forceps y agarra a la criaturita por un pie, lo extrae tirando de él y, justo antes de que saque la cabeza (que sale después que el resto del cuerpo), le practican un orificio en la base del cráneo, por el que introducen una vía. La vía va conectada a un aspirador que extrae toda la masa craneoencefálica, con la consecuente muerte del pobre infante. Por supuesto, se practica sin anestesia, en un ser vivo que tiene el sistema nervioso totalmente desarrollado, es decir, que sufre y padece como tú y como yo.

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La imagen que me traumó


En otras ocasiones, dejan que el niño nazca vivo, pero no le prestan ningún tipo de atención médica. Se limitan a dejarlo ahí hasta que muera y luego certifican su muerte. Es atroz. Es un asesinato. Es un atentado contra los derechos humanos y del niño. Es legal en Estados Unidos.

Me parece aberrante que se hagan este tipo de cosas. Con lo hermosa que es la vida, con el valor incalculable que tiene cada uno de los pequeños seres que habitan este planeta. Nos parece terrible que el tigre, el urogallo y un montón de especies más estén al borde de la extinción, y eso es bueno. Nos resulta aberrante que alguien cuelgue a un galgo de un árbol y lo deje morir, porque ya no sirve para la caza como cuando era joven, y es normal. Estamos plenamente concienciados de lo importante que es cuidar el bosque, el mar... La vida que nos rodea. Pero no valoramos la vida humana.

Criticamos a Hitler porque mataba a aquellos que tenían alguna tara física o psicológica, pero nosotros hacemos lo mismo; sólo que más pronto y de un modo más aséptico. Nos parecía atroz que los romanos abandonaran los niños no deseados en un vertedero, nosotros los dejamos morir en una sala de material. Se nos ponen los pelos de punta pensando en la esclavitud americana, pero compramos zapatillas de marcas que utilizan niños en un régimen de semiesclavitud (por no llamarlo esclavitud del todo) clarísimo. Pensamos que hemos evolucionado, que nuestra sociedad protege mejor a los débiles, pero no es cierto. Somos más limpios y meticulosos, pero no mejores que los que nos precedieron.

La vida es un regalo único que se nos hace a cada uno. Sólo una vez, por un tiempo limitado. Podemos aprovecharla y sacar el 100% de ella, o dejar pasar ese tiempo sin que nada haya valido la pena. Hay gente que ha entendido tan poco de qué va esto, que incluso renuncia a ella antes de tiempo, tal es la trájica situación en la que vive.

Todos tenemos en los ojos lágrimas que se derraman, pero también en los labios sonrisas que florecen. Poco a poco, nuestros cuerpos van perdiendo vigor y fuerza, mientras nuestras mentes se llenan de recuerdos dulces y amargos que danzan como ninfas. El corazón late de forma más pausada, pero más regular y rítmica; como nuestros amores se vuelven menos fogosos, pero más estables y puros. Nuestros cabellos encanecen y caen, nuestros sueños se arraigan y toman formas reales. Los padres se marchan y los hijos crecen. Los días pasan y, en el último aliento, todos esperamos poder decir esas palabras: "Ha valido la pena", "he disfrutado mi vida", "no cambiaría nada", "he sido feliz" o, aún mejor, "te quiero".

Piensa en lo que te dirías hoy y lo que te gustaría decir. Si es lo mismo, sigue así. Si no, aún estás a tiempo de cambiarlo todo para cumplir tu objetivo. ¡Ánimo! El camino no ha hecho más que empezar.


Dedicado a todos los niños a los que se les niega la oportunidad de elegir.

viernes, noviembre 04, 2005

El Estatuto Marisunfloweriano

En los últimos meses, hemos estado escuchando todo tipo de comentarios sobre el Estatuto Catalán. Y yo, tomando ejemplo de estos sabios políticos que nos gobiernan, he decidido autodeterminarme, para lo que he hecho un recorrido autobiográfico de mi vida, manipulando todo lo necesario para poder obtener el siguiente articulado:

Artículo 1:

La nación Marisunfloweriana es una e indisoluble, formada por todas las regiones cuyo nombre sé deletrear sin faltas de ortografía, valiendo el uso de diccionarios y todo tipo de enciclopedias. Todas tendrán los mismos derechos y obligaciones y podrán manifestar sus opiniones a través de sus representantes, elegidos a dedocracia, siempre y cuando no contradigan la propia opinión de Marisunflowers.

Artículo 2:

Los tres poderes del estado quedan en manos de Marisunflowers, quien podrá delegar responsabilidades sobre las personas capaces que ella considere oportuno. Sólo se considerarán capaces aquellos que, tras haber obtenido un título universitario que les avale en lo que a conocimientos se refiere, demuestren ser capaces responder a los designios de Marisunflowers, a través de un concurso-oposición que incluirá todo tipo de vejaciones, especialmente sexuales.


Artículo 3:

Todos los seres humanos pertenecen a Marisunflowers desde el momento de su concepción, teniendo el derecho y la obligación de amarle y servirle hasta el fin de los tiempos.

Artículo 4:

Todo ser humano tiene derecho a profesar la religión que elija, siempre y cuando no entre en oposición con los intereses de Marisunflowers y se dedique un día a su persona, dentro de sus ritos.

Artículo 5:

La educación es un derecho y una obligación de todas las personas, siendo el curriculum áquel que Marinsunflowers decida, pudiendo modificarlo siempre que le dé la gana y que ello favorezca sus intereses.

Artículo 6:

Todas las personas tiene derecho a la propiedad, siempre y cuando el gobierno no sienta que tiene que intervenir para nivelar las desigualdades sociales y/o enriquecerse a costa del pueblo.

Artículo 7:

Todos los ciudadanos tienen obligación de pagar impuestos, por desmedidos y abusivos que éstos sean, aunque su gestión sea negligente y no reciban prestación alguna a cambio.

Artículo 8:

Toda persona tiene derecho a acceder a la sanidad, siempre y cuando no genere gasto y no se ponga enfermo, ni la utilice.

Artículo 9:

Todas las personas y animales domésticos tienen derecho a unirse bajo el título de matrimonio, sea cual sea la forma de convivencia que hayan elegido, así como el número de integrantes final del conjunto.

Artículo 10:

Todas las personas tienen derecho a la intimidad, fuera de lo que son radiopatio, el tráfico de datos y otras formas de información similares.

Artículo 11:

Todas las personas tienen derecho a reunirse y a publicar lo que quieran, siempre que Marisunflowers esté conforme.

Éste es el articulado básico sobre el que se realizará todo el desarrollo legislativo, siempre bajo la supervisión de Marisunflowers y siendo válido sóla y exclusivamente cuando ella lo apruebe.

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Si los catalanes pueden tener su Estatut absurdo y anticonstitucional, ¿por qué no puedo tener yo el mío? Ahora mismo se lo mando a Zapatitos.


Dedicado a Marcos, gran amante del Estatut.

sábado, octubre 22, 2005

El valor de las personas

¡Dos entradas en dos días! Pero no, no estoy enferma, lo que ocurre es que estoy en un evento y suceden muchas cosas a mi alrededor que me hacen reflexionar.

Ayer por la noche, mientras Nalbandian y Karlovic se disputaban el acceso a semifinales, paseaba yo por uno de esos pasillos de la trastienda del evento, concretamente el que da acceso a pista, televisión y zona de jugadores. Es una zona bastante lúgubre, por la que pasamos unas pocas personas al día, puesto que el acceso es restringido y tampoco hay mucho que ver. Unos recogepelotas (no, las modelos no -aunque las veo todos los días, envidiosillos...-, los niños) estaban jugando al frontón con una pelota de tenis que abrían cogido de la pista al salir. Como es mi costumbre, le saludé: ¿Qué tal va, chavales?, y ellos me contestaron. Cuando me marchaba, me sorprendió escuchar a uno de ellos que decía: Esta chica sí que es maja, y no como esos dos que acaban de pasar, que no han dicho ni hola. Se referían a dos de los responsables del evento, que irían hablando de alguna de las muchas cosas que ocupan su mente en estos días: Que si las toallas no les gustan a los jugadores, que si falta publicidad de un patrocinador, que si el público está enfadado porque se ha suspendido el primer partido de la mañana... Así que me giré y les dije que no se lo tuvieran en cuenta, que están muy liados y con la cabeza en mil cosas.

Esta mañana, la señora que limpia mi despacho por las mañanas me ha dicho que está hecha polvo. No me extraña, porque tienen que estar dando vueltas por todas partes, aunque no haya nada que hacer. La de ayer por la noche me dijo que sólo les dan un uniforme y que no le había dado tiempo a secarse por la noche, así que le había tocado secarlo con un calefactor.

Los chicos de control de accesos también están cansados. 15 horas de pie con media para comer es una paliza, ¡y algunos están en accesos absurdos y lúgubres por los que no pasa nadie, solos todo el día! No les dejan leer, ni sentarse... Aunque, claro, uno es humano, no una máquina...

Cuando hablas con los jefes, dicen que los empleados no mantienen el tipo; si son los empleados los que te cuentan, sus jefes son unos déspotas. Y es que en los eventos se trabaja un número impresionante de horas diarias (esta semana he tenido jornadas de hasta 17 horas) y no suele estar muy bien remunerado. Además, como hay un montón de empresas en convivencia, todo es un follón. Muchos piensan que su trabajo es más importante que el de el de al lado y otros desprecian a aquellos que no llevan un traje de chaqueta y una acreditación con muchos cuadraditos (cuantos más cuadraditos, más zonas de acceso -yo puedo entrar hasta el las duchas de los jugadores si quiero... Aunque no entiendo porqué tengo ese acceso...-). En fin, que todos somos muy importantes, más que los demás.

De lo que no se da cuenta la gente es de que todos los puestos son importantes. Sin el operario que mueve las gradas, no podríamos abrir ciertas puertas. Si los de seguridad hacen mal su trabajo, podemos encontrarnos con sutuaciones incómodas o peligrosas. Si no se controlaran los accesos, sería imposible trabajar en muchos sitios. Si no hubiera alguien que coordinara el trabajo de las distintas empresas, esto sería un desastre. Si no limiaran y vaciaran las papeleras, sería una guarrería. Si no vinieran los mejores jugadores, el evento no despertaría interés. Si no lo cubriera la televisión, no tendríamos patrocinadores. Si no tuviéramos patrocinadores, no habría dinero... Y así con todo. Todos somos importantes, cada uno en su puesto, cada uno en sus circunstancias.

Lo mismo ocurre en la vida en general. Todos ocupamos un puesto en la sociedad y debemos ser responsables. Todos tenemos un hueco que ocupar y se nota cuando faltamos. Todos. Tú y yo, ése que te cae tan bien y ése que te cae tan mal, los que llevan corbata y los que utilizan mono, los que se beben los refrescos y los que los reponen, los que están arriba en la jerarquía y los que están abajo... Todos.

Por tanto, a ver si empezamos a pensar un poco en los demás, en que todos nos cansamos, que cualquiera puede tener un buen día, estar enamorado, haber perdido a un familiar, tener más suerte que nosotros, vivir una situación desgraciada, encontrarse mal, haber recibido una buena noticia, querer comer o beber algo... En suma, que todos somos personas y nos comportamos como tales, y, en base a eso, debemos ser tratados: Con respeto, educación, solidaridad, comprensión, empatía...

No trates a los demás como te gustaría que te trataran. Trátales mejor.


Dedicado a Pablo, que me hace mucha compañía.

viernes, octubre 21, 2005

¡Extra...! ¡Extra...!

Aquí estoy, sola en mi oficina reflexionando sobre lo que ha pasado hace cosa de una hora.

En primer lugar, es necesario hacer una composición de lugar. Ahora estoy trabajando en el Masters Series Madrid (el campeonato de tenis de la ATP) y tengo mi oficina en la zona de jugadores, donde el acceso está restringidísimo, como no podría ser de otra manera. Dadas las características de mi puesto, me aburro bastante, así que paso una cantidad considerable de mi tiempo hablando con el controlador de accesos de la zona de jugadores, que es un chaval bastante majo.

Pues bien, estábamos los dos charlando y vemos, a través de la puerta de cristal que da al exterior, como una gran cantidad de gente se dirige a la antesala de la zona de jugadores. Entre otros, se contaban Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre y Rajoy, así como un amplio séquito de subalternos. Detrás, como la muerte sigue a la hambruna o la enfermedad, la prensa acosaba a este 'selecto' grupo de 'personalidades'. Y, dado que no venían acreditados, el controlador de accesos les ha dicho que no podían pasar.

Puesto que él estaba apoyado a un lado de la puerta y yo al otro, he decidido ayudarle, porque más de 20 personas empujando son capaces de ejercer mucha presión. Durante unos segundos, les hemos contenido, pero finalmente han podido con nosotros y han conseguido atravesar nuestros puestos, corriendo hacia sus presas perseguidos por el personal de seguridad.

Lo cierto es que luego nos hemos enterado de que sí podían pasar, pero no se había informado... Porque no les había dado por ahí, básicamente.

De todas formas, y aunque pudieran tener razón, mi experiencia previa con los medios de comunicación me ha demostrado que, si bien hay personas que son un cielo, el de los periodistas es un gremio de embusteros, hipócritas, maleducados, tramposos y manipuladores que no tienen respeto por nada, ni por nadie; tal es su insaciable afán de noticia.

Pero no, no confundamos lo que hacen los medios con la definición de la Real Academia de la Lengua Española: Hecho divulgado, ya que incurriríamos en un grave error. Más bien se correspondería con otra de las definiciones: Divulgación de una doctrina. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, XXII edición). En aras de la famosa libertad de expresión y prensa, se cometen todo tipo de atropellos a un derecho tan fundamental como es el de intimidad, e incluso el de propiedad. No hay nada que frene a estos comecocos infames en su trepa hacia el éxito, la manipulación, la codicia, el adoctrinamiento y la infamia. Todo a sus pies queda yerto, porque son incapaces de dejar vivir a áquel que pueda ser noticia.

Antes se cortaban un poco más, pero ahora todo vale, todo comportamiento es aceptable si les conduce a sus fines. Da igual si me baso en la conjetura insostenible para desacreditar a otra persona, siempre que haya alguien dispuesto a consumirlo (algún día escribiré sobre éstos últimos).

Con sinceridad, y asumiendo que esto sólo es cierto para un nutrido grupo de este colectivo, me asquean (especialmente la prensa del corazón).


Dedicado a Paloma del Río, que merece todo mi respeto.

lunes, octubre 17, 2005

Un beso y un adiós

En esta ocasión, quiero empezar dedicando la entrada a Jorge, un amigo que se ha marchado y que ya no volverá. Por supuesto, nos reencontraremos algún día, pero ya no seremos los mismos, porque nuestras vidas serán diferentes. Será cuando yo cruce la gran barrera que él ya ha atravesado y llegué al lugar en que él ya se encuentra.

La última vez que le vi fue el viernes pasado en la parada del autobús, cuando volvía de pasar la tarde con mis amigos en Madrid. Le saludé, pero iba pensando en sus cosas y no me contestó. No le di mayor importancia. ¿Cómo iba a saber que nuestro último encuentro sería ese día, en esa parada de autobús?

Es curioso como una persona puede salir de tu vida cuando menos te lo esperas. He tardado unos cuantos días en conseguir ser consciente de lo que ha sucedido. Cuando sabes que alguien está pronto a dejarte, sueles prepararte y saber lo que ocurre cuando el momento llega. No es este caso y, precisamente por eso, me ha costado comprender, entender, aceptar..., que ya no nos encontraremos por la calle, que no nos veremos en la parroquia y que no volveremos a ir de peregrinación juntos.

Muchos recuerdos se agolpan en mi mente, y no todos ellos agradables. A veces me ponía muy nerviosa, porque siempre quería hacer todo a su manera, sin contar con que pudiera haber más personas a su alrededor que no podían depender de él. Sin embargo, le tenía ese cariño propio de aquellos que se conocen en la oración, en lugar de en la conversación. Supongo que casi ninguno entenderéis a qué me refiero, porque sé que no profesais mi religión o no vivís la fe de la misma manera que yo lo hago, pero no sería capaz de definirlo de otro modo. Es un sentimiento profundo, porque no nace de la razón, sino del corazón; no hay razones para quererle, sólo cariño.

Todos los días se extinguen montones de vidas en las que no reparamos. Cuando voy a misa entre semana y veo que hay un funeral, pienso en la familia del difunto, pero no profundizo en la realidad de la pérdida. Eso es lo más duro: Saber que pasará mucho tiempo, toda nuestra vida, para volver a ver al ser querido que se ha marchado.

Siempre he pensado que tiene que ser muy duro vivir para aquellos que piensan que al final del camino sólo hay oscuridad de muerte, esa dama temida y respetada que pocos se atreven a mirar a los ojos y a la que ninguno puede escapar, por mucho que corra. Si no hay nada más allá, no nos enteraremos es el único consuelo que queda...

Pero yo creo que no es así, que hay una luz al final del camino y que, cuando lleguemos a ella, nos encontraremos ante una puerta que tendremos que atravesar. El peaje será nuestra vida y el destino, la plena conciencia de lo que hemos sido, somos y seremos. Para unos será el Cielo de saber que su vida ha tenido sentido y de que han conseguido llegar a la cima de la montaña, que no son las riquezas materiales, sino el Amor. Para otros, será el purgatorio de los que hicieron lo que pudieron, pero encontraron excusas para no poder demasiadas cosas; no sabiendo ser plenamente felices ni en esta vida, ni en la otra. Para los que queden será el infierno de haber desperdiciado la vida, no haber sabido ser feliz, haber puesto su corazón en cosas inútiles...; lo que el Evangelio llama el llanto y el rechinar de dientes.

En cualquier caso, a la puerta llegaremos todos y, tras cruzarla, nos encontraremos con aquellos que la alcanzaron antes que nosotros. Uno de ellos será Jorge, que nos ha precedido en el camino hacia el Cielo, subiendo por la escala que nos lanzaron desde arriba, ésa que tiene forma de cruz. Algún día nos encontraremos, pero debemos estar preparados, porque no sabemos el día ni la hora.

Y no, no tengáis miedo, como decía Juan Pablo II. La muerte será el principio de una nueva aventura.

Dedicado a Jorge. Dios te guarde y te bendiga.

lunes, octubre 10, 2005

Que llueva, que llueva...

Ayer observaba el cielo con un aliento de esperanza. Poco a poco, su color se tornaba oscuro y los negros nubarrones tomaban posiciones, preparados para descargar todo su arsenal a la señal convenida.

Conducía por la M-40 (una de las carreteras de curcunvalación de la capital de España). Justo antes de entrar en los puentes de El Pardo, unas gotas mojaron el cristal a través del cual miraba la vía. Una gran ilusión se adueñó de mi ser y di gracias a Dios de pensar que al otro lado del oscuro conducto encontraría más destellos del anhelado líquido a mi paso. Sin embargo, no fue tal mi suerte y, al final del tunel no había más que una secana oscuridad en ciernes.

Esta mañana, al mirar por la ventana, la oscuridad del día que aún no ha nacido no me permitía ver el techo de algodón grisaceo que cubría el cielo, pero una parte de mí (concretamente mi rodilla izquierda) me decía que el día prometía unas nuevas gotas de alegría.

A lo largo de la jornada, el suelo se iba mojando con lo que los del norte llamamos "chirimiri" y los del sur "calabobos". No obstante, no perdía la esperanza de ver caer el agua sobre mí como el llanto de una madre que reencuentra a un hijo que daba por perdido.

Al salir del metro, justo antes de montar en el autobús que me traería a mi hogar, el agua ya empapaba con despiadada calma a todos aquellos que osaban ponerse bajo el cielo que la había sostenido. Tanto es así, que el autobús lanzaba llamaradas de agua a las aceras en el tramo de Ciudad Escolar. Una auténtica piscina natural, ahora que se ha prohibido llenar las que construimos en nuestras casas.

Al llegar a mi parada, he sacado el paraguas que con tanta esperanza había dejado caer al fondo de la mochila y, compartiéndolo con otro pasajero en el que jamás había reparado, hemos cruzado la calle, en medio del concierto de percusión de las gotas cayendo y compartiendo la alegría de ver cómo se nos vuelve a bendecir con este líquido elemento.

Dicen que las cosas no se valoran hasta que no se pierden. Ojalá no tengamos que perder ninguna para darnos cuenta de lo mucho que la apreciamos. Hoy es el agua, pero también es ese árbol plantado delante de tu ventana, el gorrión que roba trozos de pan de la terraza del vecino, el amigo que te encuentras por la calle cuando vienes de entrenar, tu hermana que llega después de clase con aspecto cansado, tu madre que prepara la cena canturreando una canción, tu padre tocando la puerta de tu habitación para recordarte que no vives en una pensión... Tantas cosas que nos parecen tan normales que pensamos que siempre estarán ahí. ¿Y si no? Apreciemos lo que tenemos hoy, que mañana habrá más cosas por las que dar las gracias.


Dedicado a Teresa y Juan José, mi hermanita y mi cuñado. Os quiero.

sábado, octubre 08, 2005

No fate

Supongo que todos habréis visto Terminator 2 (James Cameron & William Wisher Jr., 1991), casi con seguridad la mejor película de la saga. En un momento dado, Sarah Connor (Linda Hamilton) escribe en una mesa a golpe de cuchillo: No fate, no hay destino. La verdad es que es una frase que me ha acompañado durante muchos años y que recuerdo en momentos en los que parece que no hay salida: No fate, no hay destino. Entonces, miro hacia delante y sigo caminando porque, como dijo Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Acabo de terminar de ver el cuarto capítulo de Arjuna, la chica de la Tierra (Shoji Wakamori, 2001), una serie que narra las aventuras de una muchacha que muere en un accidente de tráfico y a la que se le ofrece la oportunidad de volver a la vida, a condición de que ayude a salvar a la Tierra. Y, ¿de qué tiene que salvarla? Del proceso de destrucción al que la humanidad la está sometiendo.

Me gusta porque últimamente me planteo muchas cosas sobre ecología, quizá porque hace unas semanas tuve el módulo de medio ambiente que es obligatorio en el curso del INEM que estoy haciendo. El caso es que he dado vueltas a muchas cosas y, llegada a un punto, me planteo: ¿Y qué puedo hacer yo?

Y, la verdad, se me ocurren muchas cosas. Para empezar, ahorrar agua, que ahora mismo es un bien escaso. Muchas veces, no la valoramos porque, como abrir el grifo es un gesto tan simple y cotidiano, no nos paramos a pensar en el origen de ese líquido elemento que fluye ante nuestros ojos. Inoloro, incoloro e insípido, ¿qué valor puede tener? Pues un tercio de la materia que compone nuetro cuerpo es este insulso líquido, así como un 75% da la masa de nuestro cerebro. De él depende nuestra higiene, así como nuestros cultivos, de los cuales comemos.

Es cierto que la cantidad de agua que yo puedo ahorrar en un día debe ser de unos 10 litros diarios (entre cerrar el grifo mientras me lavo los dientes y las manos, utilizar una botella de agua, en lugar de dejarla correr del grifo cada vez que bebo, ducharme con cierta presteza en vez de bañarme o tirarme horas bajo el agua...), que puede parecer poco. Sin embargo, si cada miembro de mi familia hace eso, ahorramos 60 litros. Si lo hace cada una de las personas de mi portal, 700 litros; cada persona de mi pueblo, 450.000 litros. Y eso sin contar el riego, la limpieza del hogar, los electrodomésticos... En definitiva, que si todos ponemos un poquito de nuestra parte, podemos ahorrar una cantidad de agua muy importante.

Otra cosa que se puede hacer es separar los residuos, para que luego los reciclen. Cuando compramos cualquier envase, el fabricante ha pagado una cierta cantidad de dinero para que luego se pueda reciclar en la planta correspondiente. Si no separamos, en el fondo, estamos tirando la inversión que se está haciendo para no desperdiciar los recursos del planeta, que no son tantos. Y, si no lo hacemos por la tierra, hagámoslo al menos porque esa cuota estamos pagándola al comprar el producto; así que estamos tirando el dinero, si no nos aprovechamos de la cuota pagada, porque reciclen ese deshecho. Además, cada residuo tiene su lugar, no se deben tirar las cosas en el contenedor que no le corresponde. Y, ante la duda, a informarse, que no es tan difícil.

Free Image Hosting at www.ImageShack.usSeparar no cuesta tanto...


Si vamos de excursión, ¿qué menos que recoger lo que hemos llevado? Si no estaba allí cuando llegamos, tampoco debería estar allí cuando nos marchemos. Eso también incluye no verter aceites ni jabones en el agua.

Y hay muchas cosas más que podemos hacer. ¿Por qué no informarnos?

Quizá estéis pensando que esto no tiene nada que ver con mi blog, y puede que tengáis razón; pero en el siglo XX hemos llevado a la extinción a, al menos, 90 especies de mamíferos y aves, 270 especies de plantas y 368 especies de animales (excluidos los antes mencionados). En total, 728 extinciones documentadas, una tasa de 40 a 1000 veces mayor que la expontánea (magosantander, 2005, Biodiversidad: Hechos y conjeturas).

Como comprenderéis, es una proporción alarmante. A veces me pregunto si cuando se extinguieron los dinosaurios (otra época de extinciones masivas), no habría alguna otra especie que, como nosotros, fuera tan voraz que hizo el mundo inhabitable para la mayoría del resto de criaturas. En cualquier caso, nosotros somos la causa principal de la devastación de la biodiversidad en nuestro planeta en el momento en que vivimos. ¿No deberíamos sentirnos un poquito responsables e intentar hacer algo?

Si no es por los demás, que sea al menos por nosotros porque, sinceramente, ¿quién no ha soñado con tener por mascota un animal salvaje alguna vez (león, lobo, pantera, águila, cebra...)? Pues nuestros hijos, en muchos casos, tendrán limitaciones a la hora de imaginarse con un tigre al lado, porque esta especie está literalmente condenada, dado el número de ejemplares que existen en el mundo. Es sólo un botón de muestra, pero podría poner todos los ejemplos que queráis. Sabrán lo que eran, como nosotros sabemos lo que era un protoceratops o un trilobites; pero no serán más que los recuerdos de una especie que ya no está caminando sobre la faz de la tierra. ¿Quién sabe? Quizá el hijo de Spielberg, en lugar de Jurasic Park (1993), dirija una pelícila que se llame Sabana Park, Wiped Out Species o algo similar.

No lo olvidemos, nosotros vivimos y viviremos aquí. Es cierto que Asimov (1920-1992) vaticinó que acabaríamos colonizando otros planetas; pero eso no parece estar muy cerca y, sin embargo, aquí estamos. De lo que hagamos hoy depende lo que tengamos mañana. Si queremos un futuro que merezca la pena vivir, tendremos que currárnoslo hoy.

Recordad: No fate, no hay destino. Tendremos que construirlo nosotros.


Dedicado a Kris.

jueves, septiembre 29, 2005

La amistad

Si habéis leído los comentarios del texto anterior, entenderéis que ha sido uno de ellos el que ha inspirado esta entrada. Espero que a la persona en cuestión no le importe ser mi "moussa" por esta vez, pero ha sacado a colación un tema tremendamente interesante que no podía dejar pasar: ¿Qué es la amistad?

De todas las posibles definiciones que nos ofrece la Real Academía de la Lengua Española (Diccionario de la Lengua Española, XXII edición), permitidme quedarme con la primera:

f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Creo que la definición es bastante buena, así que vamos a analizarla por partes.

Afecto personal: De nuevo, consultando a nuestra querida Academia (R.A.L.E.), me encuentro con una definición de afecto interesante, ya que no sólo se refiere, como muchos piensan, al amor y el cariño, sino en todo tipo de sentimientos, incluyendo la ira o el odio. No obstante, remarca que los dos primeros son los que encuentran significación en este término con más frecuencia. Así que está claro que la amistad con una persona debe incluir una serie de sentimientos hacia ella, en general positivos. Amor y cariño son citados especialmente en la definición y, por tanto, creo que no es descabellado pensar que un amigo es alguien a quien se quiere.


Y, según la propia definición, ese afecto es puro y desinteresado, esto es, auténtico, real, sin malicias, sin conveniencias... En pocas palabras, el otro es importante para nosotros por sí mismo, no por lo que tiene o por lo que puede hacer por nosotros. Este aspecto me parece especialmente relevante. Podríamos hablar de gratuidad en la relación, ya que no hay más interés que la amistad en sí misma. Estamos en situación de afirmar que la amistad es un sistema autónomo, en tanto que no depende de nada más que de los elementos que propiamente lo forman para funcionar y perpetuarse, es decir, de los amigos que lo componen.

Además, está compartido con otra persona. Eso tiene implicaciones importantes, como que el perro no puede ser el mejor amigo del hombre, porque no es persona (que conste que me encantan los perros y llenaría de ellos mi casa si me dejaran). En el fondo, entiendo este apartado como que el amigo debe ser un igual, puesto que compartir implica tener algo en común y ser persona le da una dignidad moral propia, dentro del marco de nuestra especie (no olvidemos que cuando alguien quiere despreciar a otro, incluso hasta el extremo del genocidio, lo primero que hace es quitarle la dignidad de ser persona). Así que la amistad es una relación entre iguales.

Pero lo que más me gusta es que nace y se fortalece con el trato. Empieza en un momento dado, ése en el que ya no te importa nada más de una persona que ella misma, ése instante en el que miras o recuerdas a alguien y piensas: ¡Cómo le quiero, a pesar de todo! Y es que, además, deseas volver a estar con esa persona, pasar tiempo con ella, compartir cada vez más cosas... Empieza a formar parte de tu vida, una parte importante.

Y habrá quien piense: ¡Qué bonito, pero qué falso! Yo tengo muchos amigos y no son así; o no he conocido nunca a nadie que fuera así para mí.

Es que, para empezar, hay que saber diferenciar entre un conocido, una persona con la que sales por ahí, un amigo... No son amigos todos los que nos saludan por la calle, ni cualquiera con el que nos vayamos a tomar un par de copas los fines de semana. De hecho, algunos amigos están lejos y no son siempre accesibles, pero sabes que son tus amigos porque, cuando piensas en ellos, cuando podéis encontraros, hay algo diferente en el ambiente, algo que te embriaga y te hace sentir que cuando estáis juntos el mundo es más hermoso y todo es posible.

Tampoco todo el que dice ser nuestro amigo lo es necesariamente y, en ocasiones, hay amigos con los que no contamos, porque no sabemos lo que nos quieren. Se dan casos en que una persona que nos ha pasado totalmente inadvertida es la primera en responder cuando necesitamos ayuda.

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Os aseguro que es cierto, así que no dudéis a la hora de entregar el corazón a alguien porque, aunque muchas veces acabes herido, al final encontrarás el bálsamo que todo lo compensa: Un amigo de verdad.

Quizá seas tú... Quizá sea yo...


Dedicado a Silverliningtheclouds, al que un amigo espera ahí fuera

domingo, septiembre 25, 2005

Soledad acompañada

Alguno se habrá quedado perplejo ante tan absurdo título, ya que parece tener poco sentido estar solo si se está acompañado. No obstante, y basándome en mi propia experiencia, puedo afirmar que esta sentencia es cierta: Se puede estar solo estando con mucha gente. ¡Incluso con personas que aprecias y consideras tus amigos!

Los mejores ejemplos de este tipo de situaciones lo encontramos en discotecas, conciertos y encuentros multitudinarios en cualquiera de sus formas. Es relativamente fácil pasar inadvertido en medio de la masa y, por tanto, ir perdiendo poco a poco tu humanidad para convertirte en un montón de carne más en el gran mostrador de la carnicería. La atención hacia los demás se embota y, poco a poco, las personas que nos rodean pierden para nosotros también su individualidad, como nosotros hacemos para ellos, y no son más que otro elemento del entorno.

En este contexto, empezamos a notar que hablar con los demás se convierte en un triunfo y que somos incapaces de comunicarnos en medio de la masa. Una especie de conciencia ajena a nosotros nos recueda que estamos rodeados de gente, pero en nuestro interior sólo hay vacío y soledad. Todo pierde sentido y nos preguntamos qué hacemos allí en ese momento.

Por supuesto, esto no ocurre siempre que estás con mucha gente, ni todas las veces que vas a una discoteca o un concierto; pero suele suceder alguna vez.

Es posible que se deba a que, en esos días, necesitamos una afectividad más abierta, más personalizada, que esos entornos son incapaces de ofrecernos; mientras que, en otras ocasiones, esos ambientes son suficiente para que nos desarrollemos socialmente. Creo que tiene más que ver con la persona y su situación concreta en un momento dado, que con el entorno propiamente dicho.

Pero, en suma, a donde yo quiero llegar es a que estamos solos en medio de la masa, en medio de la ciudad (sobre todo si es una ciudad mastodóntica como Madrid), en la univesidad, en nuestro barrio e, incluso, en nuestra casa. Hay veces en que nos sentimos solos si alguien no viene a recordarnos que no es cierto, que está a nuestro lado.

Eso nos pasa a nosotros, pero también a los demás. Muchas veces, alguien necesita que nos acerquemos y le digamos eso de: "Hola, pasaba yo por aquí y, como te he visto, me he dicho, voy a saludarle". En ocasiones, eso basta y es más que suficiente. A partir de ahí, ya veremos qué sucede, pero es un inicio, el comienzo de algo, la visión de un oasis en medio del desierto, de una barra de pan en un día sin comer, de otra persona en un momento de soledad.

Que nadie nos engañe, la soledad no es mala. A veces uno necesita alejarse del mundo y de los demás para ver todo con perspectiva. Sin embargo, el sentimiento de vacío y anhelo que en ocasiones asalta nuestros corazones genera en nuestro interior una angustia y desasosiego que sólo el otro puede llenar.

Algún día, nosotros necesitaremos ese otro. Quizá hoy podamos ser esa compañía que alguien necesita. ¿Estamos dispuestos a dar el paso?

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Sentirse solo no es lo mismo que estar solo



Dedicado a ti, que no estás solo, porque yo estoy aquí.

jueves, septiembre 22, 2005

La musa

En primer lugar, disculpadme por no haber escrito antes. La verdad es que ando muy liada desde que volví (gracias a Dios). No soporto la ociosidad y me viene genial estar muy ocupada. Sólo tiene una pega: Nunca encuentro tiempo para sentarme a escribir.

Y de aquí nace mi reflexión, porque tampoco es del todo cierto que no haya tenido tiempo para escribir. Me he sentado un par de veces delante del teclado, llegando a escribir, en el mejor de los casos, unas cuantas líneas vacías de sentido que no alcanzaban ni de lejos mis expectativas.

No es que no tenga temas, que hay un montón; sino que no me siento inspirada. Mi musa ha debido irse de vacaciones en septiembre, pero sin previo aviso para colgar el cartelito de "cerrado por falta de inspiración hasta cuando la niña decida volver". Es tremendamente caprichosa y tiende a hacer lo que le da la gana.

Podría contratar una, como en una comedia que vi una vez (The Muse, Albert Brooks, 1999), pero no lo veo del todo claro. Además, no me convence el resultado que obtenía el protagonista.

También podría buscar un friki que estuviera bueno como fuente de mi inspiración, pero hay algo en esa frase que no acaba de casar del todo. ¿"Friki" y "estar bueno" son conceptos compatibles? Quizá tendría que hacer un estudio intensivo, aunque eso me alejaría de estos lares por una temporada... (Mmmmmmmmmm...)

Decía Paolo Coelho (El Alquimista, 1988), gran embaucador y escritor, capaz de conmover corazones con sus sincréticas historias, mezcla de leyendas, biblia e imaginación: Cuando una persona desea lo que quiere, todo el mundo conspira para que lo consiga. Pero las cosas no son tan fáciles, ni los sueños están al alcance de la palma de la mano. No siempre nos embriaga un sueño inspirador que nos arrastra a buscar un tesoro, más allá de lo que jamás hemos conocido o soñado.

¡Cuántas veces la inspiración no acompaña! Y, sin ella, perdemos algo esencial, aquello que da frecura y viveza a nuestra obra, a nuestra vida.

Y, si no, mirad este post y buscad mi musa. Si la encontráis, decidle que la hecho de menos y que espero que lo esté pasando bien en sus vacaciones. Hasta que vuelva de su exilio me despido. Espero que regrese pronto.

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¿Quién se ha comido a mi "moussa"?



Dedicado a Chus, que está lejos.

sábado, septiembre 03, 2005

Newcastle 2005 - EASM Congress

Una vez más, me ausento del blog. Esta vez, sólo será una semanita, mientras voy al Congreso Europeo de Gestión Deportiva, que este año se celebra en Newcastle.

El año pasado, fue en Bélgica (parte en Bruselas, parte en Gante) y me lo pasé genial. Merece la pena ahorrar un poco y participar de este tipo de eventos, no sólo por las conferencias y la formación, sino también por la diversión y, especialmente, por la gente que tienes la oportunidad de conocer.

En Bélgica, por ejemplo, conocimos a un hindú afincado en Estados Unidos. Era un hombre majísimo: Hablaba con todo el mundo, se reía con casi cualquier chiste, se sentaba en el suelo a comer con los alumnos durante los malditos "walking dinners" (¿qué gracia tiene comer de pie un guiso?)... ¡Y resulta que era uno de los gurús en gestión deportiva a nivel internacional! Por lo visto, uno de los mejores del mundo y no se lo tenía nada creído... Era un encanto.

Por supuesto, no todo el monte es orégano, así que también nos encontramos con algún profesor de universidad que mantenía las distancias con los mortales y sólo se movía entre personas de reconocido prestigio... Quizá era porque, después de ver lo creído que se lo tenía, sólo las personas más diplomáticas eran capaces de soportar su compañía.

De todas formas, y personas de dudoso interés a parte, es magnífico ver lo que hacen en otros países, el intercambio cultural entre estudiantes de todos los países de la Unión Europea (y parte del extranjero) y descubrir que no somos iguales, pero tampoco muy distintos. Como dice mi amigo Ljubisa (un francés que conocí el año pasado): Escuchamos la misma música, vemos las mismas películas, jugamos a los mismos juegos, practicamos los mismos deportes, a todos nos gusta divertirnos y nos fastidian cosas similares.

Así que, ya sabéis, yo me voy y os animo a hacer lo mismo cuando podáis. Gracias por seguir pasándoos por aquí con esa bendita paciencia que tenéis.


Dedicado a 5M & Co..

miércoles, agosto 31, 2005

Hasta que la muerte nos separe

Acabo de llegar del cine, de ver Mr. & Mrs. Smith (2005), una película muy divertida en la que se combinan la acción y la comedia romántica, dando lugar a una historia ligera, pero entretenida, que hará las delicias de los amantes de ambos géneros. Al fin, alguna amiga mía podrá ir con su novio al cine, sin que ninguno de los dos se duerma.

Como muchos sabréis, la película narra la historia de un matrimonio que está pasando un mal momento y, de repente, ambos descubren que el otro es un asesino a sueldo y, ¡cielos! ¡De agencias diferentes! Cada uno tendrá que intentar matar al otro, antes de que el otro termine el trabajo.

Pues bien, esta historia de amor-odio, de encuentro-desesncuentro, de desidia-pasión... Ha despertado en mi el deseo de hablar sobre algo que nunca está de moda, pero siempre está presente en la mente de todos aquellos que tienen una relación personal e íntima con alguien del género opuesto: El matrimonio.

La verdad es que, en nuestros días, es un término que ha perdido mucho carisma y significado.

Aún hoy (jueves 1 de septiembre de 2005), la Real Academia de la Lengua Española, en su diccionario digital, define matrimonio como: Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.

En nuestro país esta definición quedaría coja, ya que la legislación contempla que dos hombres o dos mujeres puedan formalizar legalmente su relación bajo este nombre que, históricamente, no le corresponde. Muchos aplauden este hecho como un signo de igualdad conquistada por parte de los colectivos homosexuales, aunque yo, personalmente, considero que es un tanto más que se han querido marcar nuestros progresistas gobernantes, para desviar la atención de la penosa gestión social, económica, política, diplomática..., que están haciendo con el poder que les otorgaron unas urnas que buscaban una alternativa mejor a lo que teníamos, pero que encontraron algo, por lo menos, tan malo como lo anterior. Es una pena que vivamos en un país de sevillanas y panderetas en el que da igual lo que votes, porque jamás te sientes representado, arropado, ni protegido. Vivimos en el régimen del menos malo, del que menos daño parezca que puede hacernos; aunuqe luego todos nos peguen la patada.

En fin, volvamos al tema que nos ocupa, y es que el matrimonio no sólo ha perdido significado por una ampliación del término, en mi opinión innecesaria, puesto que no es lo mismo unir a un hombre y a una mujer, que a una mujer con otra mujer, o a un hombre con otro hombre. No es el mismo tipo de relación, no existe el mismo tipo de frutos, no aportan lo mismo a la sociedad... Vamos, que los que hemos jugado con legos y tentes sabemos que hay piezar que encajan y piezas que se apilan, y no tienen la misma consistencia los bloques ensamblados que los superpuestos. Cosas diferentes, términos diferentes. Ni mejores, ni peores, sólo distintos. Derechos, los mismos para todos, en aquello en lo que todos somos iguales: Dignidad humana. Ni más, ni menos.

Otra razón por la que ha perdido sentido la encontramos en el nuevo concepto que manejan los medios de comunicación, centros del conocimiento y sapiencia populares, instructores sin parangón de nuestras personas y nuestros vástagos: Los divorcios exprés. Igualito que el café. Coges, metes el agua, el café y en pocos minutos tienes agua sucia con sabor amargo. Aquí lo mismo, metes dos personas que se han comprometido a amarse hasta el final, las mentiras y rencores de ambos y, en pocos minutos, tienes un papel que dice que da igual todo lo que hayan pasado juntos, y aquí paz y después gloria.

Da igual si un alto porcentaje de parejas que se separaban volvían a unirse en un plazo de dos años, motivo por el que existía la separación, para ahorrarnos trámites burocráticos a todos los contribuyentes. Es más avanzado que todos podamos mandar a nuestra pareja, a los años de convivencia y cariño, a los hijos y a todos los frutos de nuestra relación a una cloaca, que intentar mediar entre dos personas que pueden estar pasando una mala temporada y que, quizá, con sentarse a hablar y decirse todo lo que llevan callándose durante años podrían superar.

Pues, para que todos ustedes lo sepan, yo paso de matrimonios exprés y de liarme con cualquiera por la calle. Para mí hay algo más hermoso que el aquí te pillo, aquí te mato, y que la insulsez de mirar con caras largas al otro durante 30 años. El día que encuentre a la persona adecuada, me casaré con todas las consecuencias, por la Iglesia, con cura, de blanco, buscando el amor del otro cada día, luchando porque no se apague la llama de la pasión y aceptando que ambos cambiamos, pero lo hacemos juntos, evolucionando hacia algo nuevo y mejor, porque nos queremos y nos seguiremos queriendo.

Llamadme ilusa, pero quiero mirar esos ojos todos los días, con cariño, con nostalgia, con esperanza, hasta que la muerte nos separe.


Dedicado a mis abuelos, que se amaron y se aman más allá de la muerte.

lunes, agosto 29, 2005

Crisol de culturas

Me fui a Turquía, volví, me puse al día sobre el desarrollo de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, he pasado el fin de semana en Bilbao... Vamos, que no he parado un momento, y no pienso parar, puesto que el domingo me voy a un seminario y un congreso europeos sobre gestión deportiva, en los que me encontraré con estudiantes y profesionales de todo el continente.

Tanto trasiego y tanto viaje me llevan a plantearme porqué las personas somos tan diferentes y tan iguales.

Me resulta insoportable ver en la televisión cada día cómo unos seres humanos eliminan a otros de mapa, sólo porque les molestan; que hay millones de personas muriendo de hambre, mientras otros fallecen por sobrepeso; el modo en que los ricos miran a los pobres, los famosos a los "desconocidos", los de arriba a los de abajo... Y las miradas que los otros les devuelven. Es escalofriante pensar que todos somos, en esencia, la misma cosa: Un cúmulo de células con 23 pares de cromosomas cada una, nacidos de una mujer, cubiertos de sangre y llorando. Pero, claro, unos nacen en el hospital que tiene la última tecnología, y otros sobre la última sábana medio limpia que queda en una chabola (si no en la calle).

Pon dos niños de cualquier condición social uno al lado del otro y acabarán jugando. Pon dos adultos de condiciones sociales opuestas, de ideologías encontradas, de religiones en conflicto... Y da gracias si, con un poco de suerte, se quedan cada uno en su sitio, sin generar ningún altercado.

Prejuicios. Eso es de lo que hablo: Prejuicios.

Yo hago gala de un montón de ellos. Tú los tienes casi en la misma medida. Ellos los inventan, los intercambian y los hacen públicos, para que todos los tengamos en cuenta.

Como decía Sabina (Como te digo una co, te digo la o, Madrid 1998): ¿O todos los vascos van con metralleta? Pues no, mire usted.

Es muy fácil encasillar a la gente, generalizar... Pero incurrimos en una gran injusticia, en una gran mentira. Nos enfrentamos, incluso, a la gran farsa de la estadística. Hablamos de medias, de normalidad, de rentas per capitas... ¿Y la gente? ¿Y las personas? ¿Qué son, sólo un número?

Disculpen, pero no. Cuando vas a un sitio y conoces a sus gentes, te das cuenta de que no todo es como te habían contado, que hay un mundo mucho más amplio y hermoso de lo que habías soñado, pero también más desolador.

Una montaña vista desde el cielo es una extensión de terreno entre los valles. En cambio, si la miras de frente, te das cuenta de su altura, de su magnificencia, de su inmensidad. Es la misma montaña, pero tu prespectiva es completamente distinta y, por tanto, la imagen que te llevas de ella no tiene nada que ver. Lo mismo pasa con los países, con las culturas, con las comunidades, con las personas...

¿Con qué ojos miras a alguien que se acerca a ti desde un jaguar? ¿Y si sale de un cubo de basura? ¿Es lo mismo el que viste Massimo Dutti que el que viste de la beneficencia?

Podréis decirme que son personas, hablarme de igualdad, decirme que los inmigrantes subsaharianos legales tienen los mismos derechos que los suizos (por poner un país que no es de la Unión Europea), intentar convencerme de que la legislación ampara a todos y que nadie puede escaquearse de la justicia... ¡Qué bonita es la teoría! Y, sin embargo, ¡qué dura es la realidad!

Dejemos de predicar bonitas palabras sobre desarrollo sostenible. Paremos de hablar de tolerancia y respeto a los demás. No nos atrevamos a decir que la justicia es igual para todos, a menos que reconozcamos que no existe para nadie...

No nos engañemos, por favor. El mundo es uno, concreto, tangible... Si queremos que sea diferente, que sea mejor, tendremos que hacerlo nosotros. Y, aún a riesgo de repetirme, sólo hay una cosa que mueve a todos los hombres en una sola dirección positiva: El AMOR.

A ver si empezamos a querernos un poquito más, a perdonarnos esos pequeños y grandes errores, a mirarnos con los ojos del que tiene delante a alguien que sufre y parece como él. Quizá, si nos esforzamos, seamos capaces de meternos en los pequeños zapatos de ese niño que pide en la esquina, de ese empresario que llega a casa a las tantas de la noche, de esa ancianita que sonríe cuando pasa, de aquellos vecinos que me caen tan gordos, del chaval al que le gusta mi amiga, de los que siempre están a mi lado y los que siempre me dejan tirada... Puede que, a pesar de las ampollas que nos salgan en los pies (o precisamente por ellas), empecemos a apreciar un poquito más las vidas de los que nos rodean, sus posturas, sus ilusiones, sus sueños, sus sentimientos, sus miedos y, en general, al conjunto de circunstancias que condicionan a sus personas.

Puede que un día despertemos y decidamos que ya basta de juzgar tanto a los demás y que, ¿por qué no? Hoy puede ser el día en que mire a los ojos a cuantos me rodean y piense al fijar mis pupílas en las suyas: No siempre te entiendo, pero quiero intentarlo. No siempre estoy a tu lado, pero no quiero dejarte en la estacada. No tenemos nada que perder, así que intentemos dar lo mejor de cada uno.

Hay una serie en televisión que se llama El pasado es hoy. Pues no te lo creas. Hoy es el único día de tu vida.


Dedicado a quien haya sonreido hoy.

sábado, agosto 06, 2005

World Universiade Izmir 2005

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Una vez más, me ausento por motivos laborales. En este caso, el deporte vuelve a convertirse en espectáculo, punto de encuentro de culturas y marco idóneo para mi desarrollo profesional.

Los mejores deportistas universitarios del mundo van a darse cita en la ciudad de Izmir (Turquía) para demostrar su campacidad y valía en 15 deportes diferentes. Faltan 5 días para comenzar y mañana será día de viaje para mí y otros compañeros que vamos a trabajar en el evento.

Como podréis comprender, el trabajo me va a mantener un poco apartada del blog, por lo que es probable que no volváis a encontrar ningún post mío hasta después del día 23, en que volveré a mi hogar y a tener acceso ilimitado a internet y, por ende, a poder escribir en este sitio a mis anchas.

Si me es posible, quizá escriba algo desde tierras turcas, pero no puedo comprometerme.

En cualquier caso, espero que todos los paséis bien y nos leamos a la vuelta.

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He aquí la mascota.

miércoles, agosto 03, 2005

Digievoluciona en...

Esta tarde, he estado viendo un documental sobre la vida de los fundadores de Greenpeace.

Es curioso como una persona puede pasar de acosar a los balleneros e interponerse entre los bebés foca y sus verdugos, a defender la causa de la industria maderera. Pero, además, lo que a una la deja en el sitio, es que se sienta coherente con sus ideas iniciales.

¿Qué ha pasado? ¿Es realmente coherente? ¿Por qué los madereros sí, pero los cazadores de focas no?

Claro que es coherente con sus ideales y no creo que haga nada malo. Está educando a los madereros para repoblar zonas en las que la vegetación se ha perdido. Les ha hecho comprender que no habrá más recursos si los consumen sin medida. Está buscando un equilibrio entre el hombre y la naturaleza.

Sin embargo, no es coherente con su forma de pensar de hace años. Se ha moderaro. Se ha dado cuenta de que hay familias que viven de ciertas industrias y que no puedes pretender que la gente mate de hambre a sus familias para salvar una causa. Puede sonar egoísta, y puede que lo sea, pero cuando son tus hijos, cuando es la persona a la que has jurado amar y proteger hasta que la muerte os separe... Casi que una variedad de roble más o menos no importa.

Por eso, es genial. Ahora intenta poner de acuerdo la industria y la ecología. Por supuesto, Greenpeace considera que es un traidor, porque siguen teniendo posturas muy radicales que les alejan de la realidad.

Siempre he pensado que hay cosas en las que hay que ser radical, y sigo pensándolo. Hay que ser radical a la hora de defender la dignidad de las personas, hay que ser radical a la hora de amar, hay que ser radical a la hora de luchar por tus ideales... Pero también hay que evolucionar, dejar de mirar las monedas por una sola cara, porque pierdes la visión de conjunto. La realidad es compleja y no se puede simplificar en cara o cruz.

Con frecuencia, hay personas cuya intolerancia me resulta insultante. Yo puedo estar en desacuerdo en muchos puntos con ellos, pero intento comprender porqué piensan de un modo determinado. A veces, me doy cuenta de que tienen razón, de que me equivocaba; y, otras, acepto que piensen como lo hacen, porque tienen motivos para creer que ésa es la verdad.

Como ya dije una vez, la verdad es única, pero nadie la posee enteramente. Por tanto, hay que intentar entender todas las posturas, todas las ideas, todos los planteamientos. Además, no sólo la razón interviene a la hora de tomar postura repecto de un tema en concreto, también hay elementos sociales y afectivos que influyen.

A ver si todos digievolucionamos un poco y empezamos a intentar empatizar con los demás, que, además, es un rasgo de madurez. De vez en cuando, es bueno cambiarse de zapatos, porque, si no, los pies apestan a egocentrismo, egolatría y, en última instancia, insalubridad ideológica.


Dedicado a Aitor.

viernes, julio 29, 2005

¿Educa-qué?

Hoy voy a hablar de un tema siempre controvertido y que, personalmente, me es de sobra familiar: La educación.

En post anteriores, estoy convencida de haber hablado de mis alumnos y, como era de esperar, soy maestra y, además, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Llevo muchos años estudiando estos temas, incluso he investigado sobre ellos.

No quiero aburriros con tediosas definiciones de educación porque, en el fondo, creo que todos tenemos una idea más o menos clara de lo que estamos hablando. No obstante, citaré a mi amigo Antonio (2000 y ss.) que suele decir que la educación es la domesticación de las personas.

Si tenemos en cuenta las definiciones que la Real Academia de la Lengua nos ofrece sobre término domesticar:

tr. Reducir, acostumbrar a la vista y compañía del hombre al animal fiero y salvaje.

tr. Hacer tratable a quien no lo es, moderar la aspereza del carácter.

Podríamos decir que la educación, tal como la entiende Antonio, consistiría en socializar a la persona, esto es, permitirle vivir en compañía del resto de seres humanos.

Todo esto puede parecer muy evidente, pero creo que no existe nada evidente, más allá de las necesidades biológicas propias de cada uno. Al menos, eso parecen demostrar los repetidos incendios provocados que se producen en el parque de detrás de mi casa todos los veranos, las papeleras destrozadas, las pintadas que ensucian las fachadas (no niego que me haya prendado alguna vez de alguna obra de arte callejero, pero es más que excepcional), la basura depositada en lugares en los que no procede... Vamos, que el tema de la convivencia entre personas no está tan claro.

¿Por qué no somos capaces de pensar un poquito en los demás de vez en cuando?

Lo peor es que la juventud (sí, recuerdo el post que escribí) está asilvestrada. Pero no, no es culpa suya, sino de la falta de coherencia y responsabilidad de los padres.

Me da vergüenza ajena ver como los progenitores de algunos chavales se desentienden de ellos. Vivimos en la época de los niños llavero. Los padres los engendran, las madres los paren... ¡Y ya está! Bueno, es cierto, hay que seleccionar adecuadamente las extraescolares, para evitar que estén en la calle mientras trabajamos y darles suficiente dinero para que no molesten el fin de semana. Pero, a parte de la inversión económica, el trabajo ya está hecho. Ahora serán profesores, monitores (de extraescolares, de campamentos, de televisión, de ordenador...), canguros y camellos (por ejemplo) los que tomen la iniciativa para que el niño se integre socialmente y sea un ciudadano crítico y responsable.

Se suele hablar de las desestructuración del modelo de familia, cuando se habla de madres solteras o padres separados. Sin embargo, creo que la raíz del problema no es ésa, sino la falta de responsabilidad por parte de aquellos que se lanzan a la maravillosa aventura de tener hijos.

Tener hijos no es que papá ponga una semillita en mamá y esperemos nueve meses para abrir el bombo sorpresa. Hay que ser responsables.

Pero, claro, luego están las garras del sistema educativo. No sé si os habéis leído alguna vez la legislación educativa. Cada vez está peor redactada, es menos coherente y se invierte menos dinero para dar una educación teóricamente más personalizada. Los alumnos no le importan a nadie, los padres un poco más, por aquello de que votan, los profesores están hasta las narices... Vamos, que el clima no es precisamente el más adecuado para el desarrollo de las potencialidades individuales de las personas. Eso explica los niveles de fracaso escolar. No es que los chavales no den para más, es que no se les enseña más. Seguimos en la edad de piedra de la educación.

En fin, que el tema está chugo. Lo único que podemos hacer es estar ahí, acercarnos a los chavales que tenemos cerca, incentivarlos, ayudarlos con sus problemas y, en última instancia, preguntarnos una cosa cuando llegue el momento: ¿De verdad quiero tener un hijo y me siento capaz de renunciar a lo que haga falta para educarlo en condiciones?

Si la respuesta es sí, tenéis mi bendición.


Dedicado a mis padres.

martes, julio 19, 2005

Cara y cruz

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Hoy voy a exponer mi teoría sobre las virtudes y defectos de las personas. Sé que es un tema un poco peliagudo, porque a nadie le gusta que le recuerden sus defectos, pero, para mí, ambas cosas son las caras de una misma moneda, porque, en última instancia, son la misma cosa. Paso a explicarme.

Mi madre suele decir que todas las personas tenemos virtudes y defectos al 50%. Yo no estoy exactamente de acuerdo, aunque, si hablamos de proporciones, supongo que tiene razón.

El asunto es que yo no creo que las virtudes y los defectos sean cosas diferentes. De hecho, creo que las grandes virtudes de las personas son, a su vez, sus grandes defectos. Por lo que sus pequeñas virtudes son también sus pequeños defectos. Pura lógica.

Por ejemplo, yo tengo un amigo que es la sinceridad hecha persona. Es una gran virtud, desde luego, puesto que siempre puedes confiar en su palabra, ya que es absolutamente transparente y jamás te engañara, aunque duela. Y ése es precisamente su defecto. Es tan sincero, que, a veces, falta un poco a la caridad. Un exceso de sinceridad puede ser muy indigesto para la persona que lo recibe. La diplomacia y la sinceridad no son siempre buenas compañeras de cama, y se nota.

O, yo misma, puedo hacer un buen ejemplo. En general, soy bastante extrovertida cuando estoy cómoda en un sitio (cosa que no siempre sucede). Pero, si estoy en mi terreno (o cerca), me relaciono con la gente sin ningún problema, abordándola, hablándole y relacionándome de un modo muy expontáneo. En principio, esto es algo que algunas personas valoran bastante, puesto que dar el primer paso es, en ocasiones, lo más difícil, y yo lo doy por ellas. Sin embargo, también hay quien lo encuentra excesivo y desagradable, habiendo llegado a definirme como una locomotora que arrolla a las personas en las relaciones sociales.

En fin, buscad ejemplos y veréis como vosotros mismos sois una prueba de esto que digo. La virtud y el defecto están separados por una línea muy fina, que no marcamos nosotros, sino las circunstancias y el entorno y que, por tanto, escapan en ocasiones de nuestro control.

Virtudes y defectos, dos caras de una misma moneda.


Dedicado a Jesús, sin ninguna razón en especial...

domingo, julio 17, 2005

La humanidad

Siento haber tardado tanto en volver a escribir, pero la verdad es que no ando muy inspirada últimamente. De todas formas, voy a intentar plasmar algo en esta página, aunque no sé si no estaré yéndome demasiado de la pinza.

Estaba yo, esta mañana, pensando en la divinidad (sí, soy creyente y muchas veces pienso en esas cosas). En realidad, estaba analizando las principales religiones y haciendo una comparativa entre las tres religiones monoteístas con más peso: El judaísmo, el cristianismo y el islam. No voy a exponer mi disertación sobre estos temas, porque este post no va de eso, pero quiero que os hagáis una composición de lugar.

El caso es que, en un momento dado, analizaba las dos naturalezas de Cristo: Una humana, por ser hijo de mujer, y otra divina, por ser hijo de Dios. La humana es la que le confiere fragilidad, la que le lleva a ser tentado en el desierto, a enfadarse en el templo, a buscar la compañía de sus amigos en la Última Cena, a llorar en Getsemaní y a gritar en la cruz. Sin embargo, su divinidad es la que le permite enfrentarse a la tentación, al pecado, al miedo, al dolor y al sufrimiento.

Por otro lado, hace un momento, terminaba de leer el tomo 2 de Trigun Maximum (Yasuhiro Nightow, 1998), en el que Wolfwood (el predicador) le dice a Vash: Yo soy humano, intentando justificar así su necesidad de defenderse de los demás, pues justo antes había afirmado: Si me siento en peligro, aprieto en gatillo sin dudarlo ni un instante.

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Parece que la humanidad tiene que ver con la fragilidad, con la debilidad y, en última instancia, con la muerte. Pero, tampoco podemos quedarnos ahí, en lo limitado de nuestra naturaleza, ya que existe en nosotros algo especial.

Dios creó al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó,
macho y hembra los creó.

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Génesis 1, 27


Este texto, que es igualmente sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, denota que el hombre tiene una dignidad diferente a la de cualquier otra cosa creada, puesto que ha sido modelado a imagen de su Hacedor, de quien se dice es Onmipotente, Omnipresente y Omnisciente. Es decir, que tiene algo especial.

Si su debilidad es lo que le aleja de Dios, entonces, ¿cuál es la fortaleza que le acerca a él?

Dice San Juan en su primera carta: Dios es Amor (1 Jn 4, 8). Y, señores, creo que ésta es la clave. Lo que nos acerca a Dios, lo que nos permite estar por encima del resto de criaturas creadas, no es que seamos inteligentes. Mi perro es inteligente, mi gata es inteligente... Y un simio o un delfín les dan mil vueltas a los dos.

La inteligencia es la capacidad para resolver problemas, lo que nos permite comprender el mundo que nos rodea e interactuar con él. Sin embargo, eso no nos diferencia en absoluto de otros animales, puesto que ellos también entienden el mundo que les rodea y se enfrentan a los problemas que les plantea; aunque sea de una forma más somera y limitada.

Sin embargo, si utilizamos la capacidad de razonamiento lógico, la inteligencia, la capacidad de entender, para definir nuestra naturaleza; limitaremos la influencia del término, excluyendo a las personas demasiado jóvenes (Piaget, 1936, define el comienzo del periodo de operaciones concretas entre los 12 y los 15 años) y a aquellas con un desarrollo intelectual limitado, bien sea por razones biológicas, psicológicas o sociales. Esto implicaría que no todos los homo sapiens sapiens son humanos.

Pero, aunque tendamos a definirnos como animales racionales, al hablar de seres humanos, nos referimos a otra cosa. Para demostrarlo, apelaré al análisis del uso de la palabra inhumano, claro antónimo de humano.


Cuando decimos de alguien que es inhumano, afirmamos que es falto de empatía, de caridad, de piedad, de respeto y, en última instancia, lo que subyace, es que se trata de una persona falta de amor. Amor que puede ir dirigido a personas, animales, cosas o realidades.

En cualquier caso, lo que parece convertirnos en humanos y diferenciarnos de los animales no es, como algunos piensan, nuestra razón, sino nuestra afectividad. ¿Seremos, pues, capaces de desarrollar toda nuestra potencialidad, toda nuestra humanidad, y empezar a amar de verdad, sin tapujos y a todo y todos los que nos rodean; si discriminar a nadie, superando las barreras, las fronteras, las ideologías y los rencores?

Toda la ciencia y tecnología que seamos capaces de desarrollar serán incapaces de hacernos más felices, de crear un mundo mejor. Sin embargo, el Amor tiene la capacidad de romper con todo los antiguo y crear una sociedad nueva, más justa, más ecuánime, más solidaria... Más humana.

Y, ahora, pregúntante. ¿Te crees humano? ¿Te sientes humano? ¿Te atreverás a amar?

Dedicado a Nacho, cuyas ideas me ilustran.

jueves, julio 07, 2005

Luz, fuego, destrucción

11 de septiembre de 2001: Dos aviones colisionan contra dos torres en Nueva York. El mundo queda conmocionado por el atentado más sangriento de la historia, en el que unas 2000 personas mueren al desplomarse las Torres Gemelas.

11 de marzo de 2004: Tres explosiones en la red ferroviaria de Madrid siegan la vida de casi 200 personas. Europa se enfrenta al peor atentado terrorista de su historia.

7 de julio de 2005: Seis explosiones sacuden el metro y la red de autobuses de Londres. Los terroristas vuelven a dejarse sentir, tras la elección de la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos del 2012.

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Una vez más, los violentos demuestran que no tienen razón de la única manera que saben hacerlo: Matando, destrozando vidas, hiriendo a las personas en el cuerpo y en el corazón.

Cuando me he enterado de la noticia, me he acordado de los atentados de Nueva York y Madrid. Por un momento, he vuelto a sentir la tristeza de quien no comprende por qué pasan las cosas; porque no puedo entender cómo una persona puede robarle los sueños, la ilusión, la esperanza y la vida otra. Sencillamente, no lo entiendo.

Tuve una vez un profesor de religión que solía decirnos que el terrorismo es el miedo y el odio que siembran los violentos en el corazón de los niños. Es una semilla venenosa que crece y fructifica de la única manera que puede: En forma de injusticia y atropello.

Y yo me pregunto, ¿quién tiene más culpa, el que empuña el arma, o el que inculca el odio en los corazones de las personas? ¿Quién pierde más, el que muere, o el que vive sin conciencia, sin amor, sin sentimientos...?

La mayor injusticia de todo esto no es que hayan personas que mueren, que es algo terrible, sin duda alguna; sino que seguimos envenenando corazones, continuamos llenándolos con la ponzoña del rencor y el odio, la semilla de la violencia sigue siendo esparcida entre niños y mayores. ¡Cuánta tristeza! ¡Qué hondo el llanto de la vida y el futuro!

Recuerdo un día de agosto, allá en el 2004. Yo estaba en Santiago, como muchos otros, y un chico nos contaba con lágrimas en los ojos cómo vivió él el 11 de marzo. Su hermano iba en uno de los trenes y no lo encontraban. Su padre y su hermano fueron al IFEMA (donde se montó el macro-centro forense en el que la gente identificaba los cadáveres de sus amigos y familiares) con la esperanza de no encontrarle. Ya no se podía hacer nada más. No cogía el móvil, nadie le había visto, no estaba en ningún hospital... Allí lo encontraron. Solo. Destrozado. Muerto.

En el 2003, en Cuatro Vientos, otro muchacho, un poco más mayor, contaba cómo vivieron en su casa la muerte de su hermano en un atentado de IRA en Inglaterra. Estaba tomando algo con unos amigos en un bar, pero una bomba le robó la vida.

Y, ¿qué hicieron? Llorar, lloraron mucho. Comprender, no comprendieron nada. Aceptar, no querían aceptarlo, aunque aprendieron a hacerlo. Rezar, rezaron desde el primer momento: Primero, para que no fuera verdad; luego, para ser capaces de aceptarlo; finalmente... Finalmente, para no odiar a quienes les habían robado una de las cosas que más querían; y eso fue lo que más me impactó. Rezaron por su hermano, por su familia, por el resto de fallecidos, pero también por los asesinos; para que se dieran cuenta de que así no iba a llegar a ninguna parte, para que comprendieran que el sentido de la vida nunca se encuentra en el odio, sino en el amor.

No sé si sois capaces de comprender lo que eso significó para mí. Yo, que me enfado cuando alguien se equivoca, que no acepto los errores de los demás, que soy rencorosa en cosas absolutamente banales; me encontré con unas personas capaces de perdonar a alguien que les había quitado algo que jamás podrían compensarles todos los pésames, indemnizaciones y muestras de solidaridad del mundo.

En base al ejemplo de esas personas, intento no enfadarme por tonterías, aunque no siempre lo consigo. Lucho por aceptar a los demás como son, aunque no siempre es fácil. Procuro que el rencor no me pueda, aunque a veces emponzoñe mi corazón. Pero, sobre todo, antes de todo lo demás, intento perdonar a los demás en sus errores, y a mí misma también; porque, a veces, no hay juez más duro e injusto que uno mismo.

Creo que todos tenemos mucho que aprender de esos dos madrileños. Ojalá todos entendamos algún día que todos somos iguales: Pequeños, frágiles, maravillosos y únicos. No hay buenos y malos, sólo personas más y menos afortunadas. Sinceramente, prefiero morir, que vivir atrapada en mi odio y mi rencor. Cada uno elija lo que quiera.


Dedicado a todas las víctimas del terrorismo, que no son sólo los caídos.

martes, junio 28, 2005

Desde los juegos

Aquí me encuentro, en la última jornada de gimnasia artística en los Juegos del Mediterráneo Almería 2005. Parece que España lo está haciendo muy bien, porque ya llevamos varias medallas, y no sólo en este deporte.

Si vierais cómo entrenan lo gimnastas cada día, dando lo mejor de sí mismos...; para luego no siempre obtener la recompensa de tantos esfuerzos... Por ejemplo, en individual, Manuel Carballo cometió un par de errores que casi le sacan del medallero; aunque luego remontó y se colocó en la tercera posición, haciéndose un sitio en el podio.

¡Qué importante es ser capaz de seguir luchando por lo que uno quiere! Eso es lo que nos da fuerzas para seguir caminando. Es necesario luchar cada día para cumplir nuestros sueños, y una hipocresía renunciar a ellos por comodidad.

El otro día pensaba en la felicidad, esa realidad que todos desean, muchos buscan y sólo algunos encuentran. Pero, ¿qué es la felicidad?

Creo que es la pregunta más difícil a la que me he enfrentado hasta la fecha. Según Aristóteles (384-322 a.C.) era el conocimiento; según Buda (S. VI a.C.), la negación de toda sensación y sentimiento; según The Matrix (Andy & Wachowski, 1999), el desconocimiento; según Aldous Huxley (Un mundo feliz, 1931), vivir sin responsabilidades en un constante Carpe Diem; según los cristianos, la enterga por amor... Muchas definiciones, algunas antagónicas, que no acaban de ponerse de acuerdo.

Entonces, ¿a quién hacer caso? Pasamos de responsabilidades, o las asumimos todas; queremos conocer, o es mejor que no sepamos nada... ¿Dónde hallar la respuesta?

Pues no en un libro, desde luego. Tampoco creo que te lo cuenten en una conferencia. No. Creo que cada uno tiene que encontrar su felicidad, pero que también puede hallar buenas referencias a su alrededor. Si nos fijamos en las personas que conocemos que son felices, ¿podemos encontrar un patrón, una constante?

Yo, personalmente, conozco personas que son felices en situaciones de adversidad, llevando vidas muy sacrficadas...; pero también personas que son felices en su día a día, más o menos apacible, no faltándoles nada en la vida. Por tanto, esos factores no determinan que uno sea o no feliz.

Quizá debería empezar por decir que no creo que la felicidad sea un estado temporal, que te llena con un cosquilleo en el estómago. Eso es alegría, pero es efímero y no se sostiene, no perdura en el tiempo. La felicidad es algo menos intenso, más longevo, algo perdurable a lo largo de toda la vida.

La constante en todas las personas que conozco que son felices es una: Son felices. No quieren ser felices, ni buscan la felicidad. Sencillamente lo son. Cada pequeño detalle de sus vidas les llena, les colma, es una experiencia más que valoran como lo que es: Un pedacito más de este regalo que es la vida.

La felicidad no está en lo que hacemos, ni en lo que tenemos; está en cómo lo hacemos y cómo lo valoramos. La felicidad no es un estado de la vida, es una actitud hacia ella.

domingo, junio 19, 2005

Almería 2005 - XV Juegos del Mediterráneo

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Mañana me voy a Almería, a trabajar en los Juegos del Mediterráneo. Cuando veáis la gimnasia artística o la rítmica, acordáos de mí, que estaré en la pista, para poner los cartelitos que veis en la tele.

Eso significa que, en las próximas semanas, no sé si bloguearé, o no; así que no os preocupéis si esto está un poco parado. No me habré olvidado de vosotros, sino que estaré acumulando historias que contaros a la vuelta.

¡A disfrutar de la vacaciones (los que tengan...) y animar a España en los Juegos!

Hasta pronto.


Dedicado a Bea, a la que voy a echar de menos un poquito más.