En nuestra sociedad, parece de mala educación y mal gusto decir que algo es verdad. Está de moda esa máxima de Plinio (Como 23 - Stabia, Nápoles, 79 D.C.): La única verdad es que no hay verdad.
Si lo pensamos, esta oración es intrínsecamente falsa, ya que, si no existe la verdad, entonces una sentencia tan taxativa no podría ser en ningún caso cierta. Además, me parece más que osado pretender ser el único poseedor de la verdad, condenando a todos los demás al error de forma necesaria e inequívoca.
No, señores, la Verdad existe, aunque sea más conveniente negarlo. Ya lo decía Morfeo en esa gran película llamada The Matrix (Andy & Wachowski, 1999): No te dije que sería fácil, Neo, te dije que sería la verdad.
Si tomas la pastilla roja estarás en el País de las Maravillas y te enseñaré cómo de profunda en la madriguera del conejo. Recuerda que todo lo que te estoy ofreciendo es la verdad. Nada más.
Todos nos encontramos a la deriva de la relatividad, sin un rumbo que seguir, atrapados en una vida sin sentido, porque, ¿qué sentido puede tener una vida que no es verdadera? Ni plenitud, ni realización, ni felicidad, ni amor... Todo es una farsa. ¿De qué sirve hacer algo, si no va a ser verdadero? ¿Para qué amar, si no va a ser más que otra mentira? Nada tiene sentido. Estamos atrapados en esta particular Matrix, en la que da igual lo que hagas, porque no sirve para nada, ya que todo es relativo.
La Verdad no interesa, como ya he dicho, y menos a los poderosos. Cada vez que alguien intenta demostrar que la Verdad está de su lado, se convierte en una molestia, porque, sea o no cierta su afirmación; todos anhelamos encontrar algo verdadero, algo que sí nos conduzca a la realización y plenitud que sólo una cosa cierta puede darnos. Por eso, esa persona se convierte en un peligro, porque es fácil que encuentre a alguien dispuesto a seguirle en haras de la Verdad.
El mejor y más evidente ejemplo, lo encontramos en la Biblia: Yo para eso nací y para eso he venido al mundo: Para dar testimonio de la verdad (Jn 18, 37).
Horas después de hacer esta afirmación, Jesucristo (que fue un personaje histórico, al margen de que podamos o no creer en sus enseñanzas), era clavado en una cruz, la peor muerte que se podía dar en su tiempo; hasta tal punto de que era aplicada sólo a los delincuentes más despreciables y de la que no era susceptible ni el más ruin de los ciudadanos romanos, por considerarse una vejación infame.
Ese es el precio que paga quien habla de la verdad, de que existe una Verdad. Cuando alguien afirma que algo es cierto, en seguida surge una voz que pone la pone en duda, sugiriendo que no se trata de la Verdad, sino de lo que esa persona opina y piensa.
También, en nombre de la verdad, se han hecho auténticos disparates. Matar a un par de centenares de personas en el atentado ferroviario de Madrid el año pasado, por ejemplo. Cuando ese tipo de cosas suceden, la sociedad se reafirma en que la Verdad no puede existir y que, quienes se consideran sus poseedores, son un peligro real para todos los demás.
No nos equivoquemos. Puede existir la Verdad, porque, de hecho, existe; pero, ¿somos capaces de poseerla? Lo cierto es que no lo creo. No puede ser que alguien posea la Verdad, no siendo capaz de demostrarla de forma evidente, a través de razonamientos lógicos y, en ese mismo momento, la Verdad sería de todos, de toda la humanidad, capaz de comprenderla; no sólo suya.
Entonces, ¿de qué sirve que exista una Verdad efectiva, si no podemos poseerla, si queda totalmente fuera de nuestro alcance, si no es factible acercarse a ella y enfrentarla cara a cara? De nada, si esto fuera así, desde luego. Pero la Verdad es algo que, si bien no podemos poseer, sí podemos encontrar. Y aquí surge la gran aventura a la que se enfrenta el hombre: La búsqueda de la Verdad.
Desde la antigüedad, muchos hombres han buscado, con más o menos fortuna, las respuestas últimas y verdaderas a las preguntas que se iban formulando. Algunos se equivocaron de forma garrafal; otros se alejaron de lo mínimamente razonable, para tocar con sus manos los límites del absurdo. Sin embargo, unos pocos elegidos consiguieron atisbar algo que parecía razonablemente cierto. De esta forma, apoyándose en el legado del anterior, uno tras otro, han ido quitando la capa de ignorancia que se cernía sobre la humanidad, arrojando destellos de luz capaces de iluminar la oscura tiniebla del desconocimiento.
La verdad está ahí fuera (Chris Carter, 1993: Expediente X), pero sólo podemos conocerla en cierto grado, de una forma incompleta; que debemos ser capacer de razonar, a través de argumentos lógicos que se sostengan. Esto implica que, si comparamos los grados de verdad de dos afirmaciones contradictorias, podremos saber cuál es más verdadera, a través de la lógica que la sostiente; y eso nos hace sentir seguros en nuestro avance hacia la Verdad última.
Embarcaos es esta aventura de que os hablo y no os conforméis con medias verdades: Juntos podemos alcanzar la Verdad. Y, recordad: La verdad os hará libres. (Jn 8, 32)
Dedicado a Juan Pedro, que se presta a responder mis preguntas.
1 comentario:
Yo creo que no se puede hablar de LA VERDAD como término absoluto, como dice Kant el error viene de aplicar las categorias donde no corresponde. Creo que existe una verdad sobre los fenómenos y que la podemos llegar a conocer, es lo que llamamos ciencia.
Sobre los hechos humanos a veces hay una verdad... a veces no, muchas veces actuamos sin saber muy bien por qué. Debemos intentar buscar una explicación lo mas razonable posible, pero siempre nos podemos equivocar, pero tampoco hay q hacer demagogia con eso y no emitir ningun juicio, pues es precisamente la critica la que puede conllevar una mejora.
El asunto de la verdad es complicado y algunas veces relativo, pero algunas veces no es siempre.
Tienes razon en que esta muy de moda eso de que no hay verdad, está muy de moda ese posmodernismo q no conozco muy bien, está muy de moda dejarse influir por los medios, cambiar con facilidad de opinion, olvidar pronto lo pasado...
A lo mejor no existe una verdad absoluta, pero debemos intentar buscar la nuestra, porque si no seremos marionetas.
Apelando de nuevo a kant hay q pensar sin prejuicios, conforme a uno mismo y de forma consecuente/lógica/en el lugar de otros, asi estaremos un poco más cerca de la verdad ;)
Publicar un comentario