viernes, marzo 05, 2010

Firmar con sangre inocente

Ayer S.M. el Rey de España, se convirtió en complice del mayor genocidio jamás conocido en este país. 

¿Quién diría que acabaría traicionando esa constitución que firmaba?

Mucha memoria histórica, mucha fosa común... Pero, ¿dónde quedan la memoria biológica, la memoria humanista, la memoria moral...? No hay por qué preocuparse, porque estos cadáveres se tiran al vertedero y, entre tanto hueso de pollo, ¿quién los encontrará dentro de unos años? Más de 100.000 niños este año, y todos sabemos (aunque el gobierno intente engañarnos de nuevo) que esa cifra aumentará en años venideros. 

"Todo país que acepta el aborto es porque su gente no ha aprendido a amar, sino que recurre a la violencia para obtener lo que quiere."

Nunca entenderé cómo la gente puede ser tan ignorante de forma voluntaria. Uno pensaría que en un país como el nuestro, con nuestra tasa de escolarización y el porcentaje de universitarios que tenemos (que ya los querrían los EEUU), la gente tendría un mínimo interés por conocer la verdad y luchar contra la injusticia. Sin embargo, aquí estamos, contemplando (algunos con asombro) cómo se depenaliza la eliminación sistemática y cruel de seres humanos indefensos, cuyo único delito es ser "inoportunos". 

Y yo me pregunto, ¿qué es más cruel, matar a un hombre con una inyección letal, en la silla eléctrica, fusilado, gaseado o desmembrado con un aspirador? Cualquiera de las opciones es aberrante, pero, al menos, las cuatro primeras buscan la eficiencia en la muerte, esto es, la mínima duración posible, con el mínimo sufrimiento. La quitan no valora nada de eso, es, sencillamente, la más barata. Ni siquiera se dignan a anesteriar a la pobre criatura, ese pequeño ser humano capaz de sentir (sí, señores,los abortos se prepetran cuando ya está en marcha el sistema nervioso), para que no sufra. Ni siquiera hay un mínimo de piedad en la condena. 


"La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor de Dios. "

Se ha instaurado en España la pena de muerte sin juicio previo, arbitraria y, como no puede ser de otra forma, inhumana e injusta. 

El Rey tenía una oportunidad (existe el precedente) de, al menos, demostrar un poco de humanidad, de dignidad, de respeto..., pero no. Has desoído a su pueblo, que clama desde la calle contra esta indecencia. Pero, ¿qué es el Rey de este país, sino un pelele? Ahora lo ha demostrado más que nunca. 

El día llora las lágrimas de esos niños que están por nacer, a los que se les va a segar la vida hoy, mañana, la semana que viene, el mes que viene, el año que viene...

¿Y qué me decís de esas mujeres? Utilizadas como un juguete y desechadas como tal, cuando la cosa se pone seria; abandonadas por sus parejas, sus familias, sus amigos... su sociedad. Abocadas a una mesa de quirófano, atendidas por un verdugo, asistidas por aquellos que planean engrosar sus cuentas corrientes a costa de la vida de su hijo. Y, finalmente, dejadas a la deriva, a la espera de ese síndrome postaborto tan doloroso, que atenaza sus corazones y no les permite volver a una vida normal, porque están heridas por la muerte. 

Y el Rey ha firmado eso, pero no sólo eso. También me ha negado mi derecho a educar a mis hijos según mis valores morales, a enseñarles la verdad científica del aborto, que revela que un nuevo ser humano surge en cada concepción; me ha robado el derecho a objetar de conciencia, sin ser estigmatizada. Ha traicinado a su país. Ha traicionado a su pueblo. Ha traicionado la Constitución. Me ha traicionado a mí. 

Ya son muchas las voces que hablan de desobediencia cívica. Yo me suscribo a ellas. 

"Cada uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas."



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