martes, marzo 16, 2010

Homenaje a Delibes

A continuación, ofrezco un artículo de Delibes que ha tenido a bien reeditar ABC. 
 
En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto
20-12-2007 08:32:38
 
En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
 
La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.
 
Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.

viernes, marzo 12, 2010

Vamos a contar verdades, tralará...

Vivimos un momento socialmente difícil. Muchas familias están, no en el umbral de la miseria, sino en la miseria absoluta. Sí, aquí, en el país cuyo presidente no sabe cómo hacer para apuntarse al G20 y que se siente "líder" de Europa, aunque cada dos días salen noticias en periódicos europeos que demienten todas las mentiras que suelta por esa boquita de piñón. 

Quiero dejar claro que yo no soy apolítica. Soy muy política. Por eso estoy hasta las narices del presidente, sus ministros, el gobierno, la oposición y todo el resto de partidos que intentan sacar tajada de esta pantomima que ellos tienen la desfachatez de llamar democracia y que, cada vez, parece más la pista central del circo. A veces no sé si es que no les queda ni un poquito de honradez y vergüenza, o es que nunca las tuvieron. 


Sólo con lo que nos han robado en urbanismo entre todos los partidos a lo largo de los últimos años, podríamos dar cobertura social a todos los que están en una situación difícil en este momento y hacer hucha para el futuro. 

Ahora resulta que estoloarreglamosentretodos.org es el mensaje más controvertido del momento. Yo me he metido en la web y, sí es una tomadura de pelo. Pero lo peor es que es verdad. 

Asumámoslo, no vamos a conocer otra vez una prosperidad como la que teníamos hace 5 años, probablemente, en la vida. Vendrán tiempos mejores, está claro, pero vivíamos en una metira, la burbuja del ladrillo. Nuestra economía está mal construida y vamos a tener que arrimar entre todos el hombro para solucionarlo. 

Sin embargo, parece que a los politicos eso no les va. Ellos aprueban medidas absurdas, discuten, negocian con unos representantes sindicales que sólo se representan a sí mismos... y eso es todo lo que piensan hacer. Si las arcas públicas están llenas de telarañas, no pasa nada. Total, como dijo Carmen Clavo (minsitra, nada menos), "el dinero público no es de nadie". Y, como no es de nadie, pues subimos los impuestos, quitamos la ayuda de los 400 € (que sólo duró un ejercicio fiscal), subimos el IVA, y tan fescos. Total, los españoles no necesitan ahorrar para su jubilación (eso sí, a los 67 años), porque, con el invierno demográfico y la "inversión" que han hecho en deuda pública española (que cada día amenaza con ser menos fiable aún), las pensiones deben estar garantizadísimas.

Pero bueno, como díría Ted (Cómo conocí a vuestra madre), "eso será un problema para el gobierno del futuro", que no serán ellos. De hecho, ellos ya se habrán retirado (tanto gobierno como oposición) y estarán viviendo con sus pensiones vitalicias desde ya mismo, por asistir al hemiciclo los días que el partido tira de las orejas y haber hecho un par de declaraciones absurdas ante la prensa a lo largo de su tiempo en la política.

Y, para distraer, vamos a aprovechar para aprobar unas cuantas leyes chungas que, de paso, beneficien a nuestros amiguitos de los abortorios (y quizá algún psiquiatra, teniendo en cuenta ese síndrome postaborto del que nunca hablan) y el impuesto revolucionario, también llamado "canon". Y, bueno, si a las telefónicas les dejamos cobrar a Google, igual también nos llevamos algo por delante. Total, nosotros mandamos, nosotros nos aprovechamos. 

Así que tenemos dos opciones: Cada uno se lía la manta a la cabeza y salimos para delante sin contar con ellos, o emigramos. Cada uno, que elija la suya y tire para delante lo mejor que pueda. 

miércoles, marzo 10, 2010

Hablar con propiedad... sobre el aborto

Hoy quiero empezar una nueva sección en este blog. Se trata de "Hablar con propiedad...", un espacio en el que intentaremos acercarnos a las expresiones más correctas desde el punto de vista lingüístico para referirnos a distintos aspectos para los que se suelen utilizar eufemismos que proyectan una falsa percepción sobre las realidades de las que hablamos. Hoy, voy a centrarme en un aspecto que siempre me inquieta: El aborto.

Para ello, vamos a ir señalando algunos términos, explicar por qué son incorrectos (muchas veces de forma deliberada) y buscar alternativas más aceptables. 

Interrupción voluntaria del embarazo

La palabra clave es "interrupción". La interrupción se refiere a la capacidad para detener un acontecimiento en el espacio y/o en el tiempo, con la posibilidad de reanudarlo. Se puede, o no, hacer uso de esta capacidad de reanudación, pero está intrínsecamente ligada al término.

Aborto inducido por curetaje

El embarazo no es un proceso que podamos detener en el espacio, ni en el tiempo, con la posibilidad de reanudarlo. Una vez "detenido", es imposible volver a ponerlo en marcha. En todo caso, podríamos empezar un nuevo embarazo, que no sería el mismo que hemos parado. Volveríamos tener que ovular, concebir, implantar... Y el resultado sería un niño completamente distinto.

Esto es especialmente notable, la incapacidad para recuperar el embarazo, porque el nasciturus muere durante el proceso.

Por tanto, podríamos hablar de aborto voluntario, aborto inducido, eliminación voluntaria del embarazo, supresión voluntaria del embarazo...

No nacido

Este término se suele utilizar para referirse a dos tipos de sujetos distintos: Los que se encuentran en el vientre de su madre y los que han sido eliminados en un proceso abortivo, voluntario o espontáneo.

Un embrión de 12 semanas

Esta expresión no es incorrecta, pero resulta confusa, porque nunca sabemos de si hablamos de vivos o muertos, de los que están por nacer, o de los que han sido eliminados. Por tanto, sería interesante determinar si en un momento dado hablamos de unos u otros.

Para los muertos: Abortados, eliminados, suprimidos, muertos...

Para los vivos: Por nacer, en gestación, en desarrollo...

Pro-elección

Los grupos en favor del aborto suelen autodenominarse de esta manera, porque parece transmitir algo positivo. ¿Quién podría estar en contra de que cada uno pueda elegir?

Sin embargo, la construcción de este planteamiento es equivocado, puesto que se habla de la elección sobre el propio cuerpo, la elección sobre la salud reproductiva de las mujeres... Sin embargo, cuando hablamos de aborto, estamos tomando decisiones sobre el cuerpo de otro, que no es la madre; sobre la salud (vida o muerte) de otro, que no es la madre; y tratando la reproducción como algo exclusivo de la mujer, cuando compete también al hombre (padre de la criatura) y al hijo en estado de gestación.

Por otro lado, estos grupos no apoyan un verdadero proceso electivo, puesto que para poder elegir han de existir varias alternativas. Sólo presionan para favorecer los intereses abortivos, pero no para promover la capacidad de la madre a elegir tener a su hijo. No luchan por conseguir derechos para la mujer embarazada, para la crianza de los hijos, para la gestante trabajadora, para la madre trabajadora, derechos para las estudiantes embarazadas o con cargas familiares, derechos para las mujeres que entregan a sus hijos en adopción... Si, ante una situación complicada, la única respuesta que están dispuestas a ofrecer es el aborto, no están ofreciendo una verdadera capacidad de elegir.

Sería más correcto decir: Pro-aborto, pro-muerte, pro-eliminación del embarazo, pro-eliminación del que está por nacer...

Salud reproductiva de la mujer

La salud reproductiva de la mujer es la capacidad de la mujer para poder concebir y llevar a término el embarazo sin contratiempos.

El embarazo no es un proceso patológico, aunque hoy en día encontramos que está muy medicalizado. Es un proceso natural, propio de las mujeres sanas y los embriones sanos (aquellos capaces de llegar con vida al parto). Esto no significa que todas las mujeres embarazadas estén sanas a todos los niveles, ni que todos los embriones estén sanos a todos los niveles; pero, desde el punto de vista reproductivo, es evidente que lo están.

Por otra parte, el aborto es un proceso patológico, consecuencia de la incapacidad de la mujer para llevar a término el embarazo, o fruto de la muerte del embrión antes del parto.

Paradójicamente, este término se utiliza pensando en limitar la capacidad reproductiva de la mujer, forzando comportamientos patológicos en su aparato reproductor, bien para que no pueda concebir, bien para que no pueda llevar a término el embarazo. Nunca se emplea para hablar de la problemática que supone para muchas mujeres no ser capaces de concebir y/o llevar a término un embarazo.

¿Cuánto se embolsan las farmacéuticas gracias a este planteamiento?

Algunas alternativas a este término serían: Limitación reproductiva de la mujer, supresión de la fertilidad femenina, esterilidad de la mujer...

Si sólo nos referimos a la incapacidad para concebir: Anticoncepción femenina, contracepción de la mujer...

Si nos referimos a la incapacidad para llevar a término el embarazo, una vez producida la concepción, podríamos hablar de aborto voluntario, eliminación del embarazo, supresión del embarazo...

Derechos de las mujeres

¿Acaso los derechos de las mujeres son distintos de los de los hombres? En este país, no existe una declaración de derechos distinta según el sexo, como tampoco ocurre en ningún documento suscrito por nuestro país, por lo que hablar en estos términos hace pensar que los derechos de hombres y mujeres no son los mismos y, por tanto, demuestra un sesgo discriminatorio por motivo de sexo, que es inaceptable, en base al artículo 14 de la Constitución Española de 1978:

Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Estos son algunos de los muchos términos frecuentes en el debate sobre el aborto que quería dejar claros. Estad seguros de que hay muchos más y, si sois tan amables de notificármelo en los comentarios, estaré encantada de incluirlos en este lista.

viernes, marzo 05, 2010

Firmar con sangre inocente

Ayer S.M. el Rey de España, se convirtió en complice del mayor genocidio jamás conocido en este país. 

¿Quién diría que acabaría traicionando esa constitución que firmaba?

Mucha memoria histórica, mucha fosa común... Pero, ¿dónde quedan la memoria biológica, la memoria humanista, la memoria moral...? No hay por qué preocuparse, porque estos cadáveres se tiran al vertedero y, entre tanto hueso de pollo, ¿quién los encontrará dentro de unos años? Más de 100.000 niños este año, y todos sabemos (aunque el gobierno intente engañarnos de nuevo) que esa cifra aumentará en años venideros. 

"Todo país que acepta el aborto es porque su gente no ha aprendido a amar, sino que recurre a la violencia para obtener lo que quiere."

Nunca entenderé cómo la gente puede ser tan ignorante de forma voluntaria. Uno pensaría que en un país como el nuestro, con nuestra tasa de escolarización y el porcentaje de universitarios que tenemos (que ya los querrían los EEUU), la gente tendría un mínimo interés por conocer la verdad y luchar contra la injusticia. Sin embargo, aquí estamos, contemplando (algunos con asombro) cómo se depenaliza la eliminación sistemática y cruel de seres humanos indefensos, cuyo único delito es ser "inoportunos". 

Y yo me pregunto, ¿qué es más cruel, matar a un hombre con una inyección letal, en la silla eléctrica, fusilado, gaseado o desmembrado con un aspirador? Cualquiera de las opciones es aberrante, pero, al menos, las cuatro primeras buscan la eficiencia en la muerte, esto es, la mínima duración posible, con el mínimo sufrimiento. La quitan no valora nada de eso, es, sencillamente, la más barata. Ni siquiera se dignan a anesteriar a la pobre criatura, ese pequeño ser humano capaz de sentir (sí, señores,los abortos se prepetran cuando ya está en marcha el sistema nervioso), para que no sufra. Ni siquiera hay un mínimo de piedad en la condena. 


"La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor de Dios. "

Se ha instaurado en España la pena de muerte sin juicio previo, arbitraria y, como no puede ser de otra forma, inhumana e injusta. 

El Rey tenía una oportunidad (existe el precedente) de, al menos, demostrar un poco de humanidad, de dignidad, de respeto..., pero no. Has desoído a su pueblo, que clama desde la calle contra esta indecencia. Pero, ¿qué es el Rey de este país, sino un pelele? Ahora lo ha demostrado más que nunca. 

El día llora las lágrimas de esos niños que están por nacer, a los que se les va a segar la vida hoy, mañana, la semana que viene, el mes que viene, el año que viene...

¿Y qué me decís de esas mujeres? Utilizadas como un juguete y desechadas como tal, cuando la cosa se pone seria; abandonadas por sus parejas, sus familias, sus amigos... su sociedad. Abocadas a una mesa de quirófano, atendidas por un verdugo, asistidas por aquellos que planean engrosar sus cuentas corrientes a costa de la vida de su hijo. Y, finalmente, dejadas a la deriva, a la espera de ese síndrome postaborto tan doloroso, que atenaza sus corazones y no les permite volver a una vida normal, porque están heridas por la muerte. 

Y el Rey ha firmado eso, pero no sólo eso. También me ha negado mi derecho a educar a mis hijos según mis valores morales, a enseñarles la verdad científica del aborto, que revela que un nuevo ser humano surge en cada concepción; me ha robado el derecho a objetar de conciencia, sin ser estigmatizada. Ha traicinado a su país. Ha traicionado a su pueblo. Ha traicionado la Constitución. Me ha traicionado a mí. 

Ya son muchas las voces que hablan de desobediencia cívica. Yo me suscribo a ellas. 

"Cada uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas."



Reabriendo la puerta



Hace demasiado que no actualizo este blog. Nunca lo he dado por un proyecto acabado, pero lo había dejado abandonado. Había demasiado y demasiado poco sobre lo que hablar.

No obstante, he decidido recuperarlo, porque ha llegado el momento de volver a escribir sobre todo aquello esencial en la vida. Sin embargo, lo reabro con una nueva vocación: Denunciar lo injusto y ensalzar lo bello. Ya no sólo compartiré mis puntos de vista, sino que intentaré ir más allá e interpretar esa realidad que nos rodea con un toque de optimismo y aire fresco.

Gracias por volver a leerme, o por empezar a hacerlo.