martes, julio 19, 2005

Cara y cruz

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Hoy voy a exponer mi teoría sobre las virtudes y defectos de las personas. Sé que es un tema un poco peliagudo, porque a nadie le gusta que le recuerden sus defectos, pero, para mí, ambas cosas son las caras de una misma moneda, porque, en última instancia, son la misma cosa. Paso a explicarme.

Mi madre suele decir que todas las personas tenemos virtudes y defectos al 50%. Yo no estoy exactamente de acuerdo, aunque, si hablamos de proporciones, supongo que tiene razón.

El asunto es que yo no creo que las virtudes y los defectos sean cosas diferentes. De hecho, creo que las grandes virtudes de las personas son, a su vez, sus grandes defectos. Por lo que sus pequeñas virtudes son también sus pequeños defectos. Pura lógica.

Por ejemplo, yo tengo un amigo que es la sinceridad hecha persona. Es una gran virtud, desde luego, puesto que siempre puedes confiar en su palabra, ya que es absolutamente transparente y jamás te engañara, aunque duela. Y ése es precisamente su defecto. Es tan sincero, que, a veces, falta un poco a la caridad. Un exceso de sinceridad puede ser muy indigesto para la persona que lo recibe. La diplomacia y la sinceridad no son siempre buenas compañeras de cama, y se nota.

O, yo misma, puedo hacer un buen ejemplo. En general, soy bastante extrovertida cuando estoy cómoda en un sitio (cosa que no siempre sucede). Pero, si estoy en mi terreno (o cerca), me relaciono con la gente sin ningún problema, abordándola, hablándole y relacionándome de un modo muy expontáneo. En principio, esto es algo que algunas personas valoran bastante, puesto que dar el primer paso es, en ocasiones, lo más difícil, y yo lo doy por ellas. Sin embargo, también hay quien lo encuentra excesivo y desagradable, habiendo llegado a definirme como una locomotora que arrolla a las personas en las relaciones sociales.

En fin, buscad ejemplos y veréis como vosotros mismos sois una prueba de esto que digo. La virtud y el defecto están separados por una línea muy fina, que no marcamos nosotros, sino las circunstancias y el entorno y que, por tanto, escapan en ocasiones de nuestro control.

Virtudes y defectos, dos caras de una misma moneda.


Dedicado a Jesús, sin ninguna razón en especial...

3 comentarios:

wachinayn dijo...

Yo no fui...

Hîthwen Fëadür dijo...

Y tanto!! A mi me pasa lo mismo con el tema de la sinceridad, a veces acabo haciendo daño sin quererlo... y no solo con las virtudes de la gente, también con otras cosas, por ejemplo, cuando llueve, es bueno para el campo, y malo para el resfriado :p

Hîthwen Fëadür dijo...

Además, por cosas así digo que cada día le encuentro menos sentido al pensamiento maniqueo :p