martes, marzo 22, 2016

Pésame al pueblo Belga y reflexión

Hacía mucho que no escribía por aquí, pero hay veces que una necesita soltar algo y para eso ésta es mi casa, ¿no?

Quiero empezar por dar el pésame al pueblo Belga. Hoy es un día triste para ellos, el peor día desde la Segunda Guerra Mundial, según algunos.

Hoy hay montones de noticias sobre los atentados, algunas de tan mal gusto que ni me molesto en abrirlas.

Sí, me refiero a ésas en las que aparecen cuerpos mutilados, cadáveres, personas en estado de shock... Me refiero a toda esa documentación gráfica que no respeta la intimidad de las víctimas, a las que dudo que nadie les haya preguntado si querían que pusieran su foto o la de su familiar en primera plana.

El derecho a comunicar una noticia no puede violar los derechos a la intimidad de las víctimas. No ponen sus nombres en el periódico, pero ponen su cara o lo que queda de su cuerpo maltrecho y se quedan tan anchos. Para dar la noticia, no hace falta hacer publicidad morbosa del dolor de otros. Pero bueno, vivimos en tiempos en lo que el periodismo de calidad brilla por su ausencia y ha sido usurpado por un despropósito de opiniones y amarilleo que dan náuseas.

Peor aún es llegar a los comentarios. Racismo y xenofibía se reparten el pastel a partes iguales. Intolerancia y más intolerancia.

Como cristiana que soy, estoy acostumbrada a ver comentarios absurdos contra los cristianos cuando las noticias tienen cierto sesgo, pero lo que se hace con los musulmanes cada vez que hay un atentado de IS (Islamic State), EI (Estado Islámico) o como quieras llamarlos es una vergüenza.

Pensemos por un momento cuántas personas han matado los fundamentalistas en nuestra cristiana/laica (según a quién preguntes) Europa, en EEUU, Canadá... En los países no musulmanes. Ahora, por favor, revisa las noticias y dime por cuánto has de multiplicar el número de muertos occidentales para alcanzar el número de bajas entre los musulmanes.

Las primeras víctimas del fundamentalismo son los propios musulmanes.

Pero no sólo en bajas humanas.

Cada vez que hay un atentado, ¿Sabes quién encuentra incomprensión, odio e incluso reacciones violentas contra su persona?

Efectivamente, los musulmanes, sin importar si son practicantes, no practicantes, fundamentalistas o muy tolerantes. Incluso si no son musulmanes y sólo provienen de países de mayoria musulmana, son mirandos con desprecio.

Pero la mayoría de los terroristas que hay en nuestras fronteras, sino que son nacidos aquí, con su pasaporte y todos sus derechos constitucionales.

Los terroristas ni siquiera suelen ser personas con una fe necesariamente ferviente. Son personas inadaptadas socialmente, que viven en una situación de exclusión social y afectiva que les lleva a ser vulnerables a la captación sectaria de los integristas.

No os engañéis, no mueren por Alá, mueren por las personas, quizá las primeras que han encontrado en su vida, que les han hecho caso y les han hecho amarlas de una forma dependiente y malsana.

Se excusan tras la religión, pero sus intereses son políticos y económicos.

Son hijos de nuestra sociedad y del individualismo que, deja solo al individuo, abandonándolo a su suerte social y afectiva, carente del sentimiento de comunidad, incapaz de encontrar las herramientas para ser feliz.

Hay quien dice que los musulmanes han fracasado, y algunos lo han hecho, pero no echemos toda la leña para ese lado, que nosotros también tenemos buena culpa de lo que está pasando.

Es el momento de reacción y ver qué podemos hacer, individualmente y como sociedad, para frenar esta carrera de odio.

Hoy es un día triste para Bélica, para Europa y para todas las personas pacíficas y que rechazan la violencia que habitan nuestro mundo, empezando por los musulmanes.

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