sábado, octubre 08, 2005

No fate

Supongo que todos habréis visto Terminator 2 (James Cameron & William Wisher Jr., 1991), casi con seguridad la mejor película de la saga. En un momento dado, Sarah Connor (Linda Hamilton) escribe en una mesa a golpe de cuchillo: No fate, no hay destino. La verdad es que es una frase que me ha acompañado durante muchos años y que recuerdo en momentos en los que parece que no hay salida: No fate, no hay destino. Entonces, miro hacia delante y sigo caminando porque, como dijo Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Acabo de terminar de ver el cuarto capítulo de Arjuna, la chica de la Tierra (Shoji Wakamori, 2001), una serie que narra las aventuras de una muchacha que muere en un accidente de tráfico y a la que se le ofrece la oportunidad de volver a la vida, a condición de que ayude a salvar a la Tierra. Y, ¿de qué tiene que salvarla? Del proceso de destrucción al que la humanidad la está sometiendo.

Me gusta porque últimamente me planteo muchas cosas sobre ecología, quizá porque hace unas semanas tuve el módulo de medio ambiente que es obligatorio en el curso del INEM que estoy haciendo. El caso es que he dado vueltas a muchas cosas y, llegada a un punto, me planteo: ¿Y qué puedo hacer yo?

Y, la verdad, se me ocurren muchas cosas. Para empezar, ahorrar agua, que ahora mismo es un bien escaso. Muchas veces, no la valoramos porque, como abrir el grifo es un gesto tan simple y cotidiano, no nos paramos a pensar en el origen de ese líquido elemento que fluye ante nuestros ojos. Inoloro, incoloro e insípido, ¿qué valor puede tener? Pues un tercio de la materia que compone nuetro cuerpo es este insulso líquido, así como un 75% da la masa de nuestro cerebro. De él depende nuestra higiene, así como nuestros cultivos, de los cuales comemos.

Es cierto que la cantidad de agua que yo puedo ahorrar en un día debe ser de unos 10 litros diarios (entre cerrar el grifo mientras me lavo los dientes y las manos, utilizar una botella de agua, en lugar de dejarla correr del grifo cada vez que bebo, ducharme con cierta presteza en vez de bañarme o tirarme horas bajo el agua...), que puede parecer poco. Sin embargo, si cada miembro de mi familia hace eso, ahorramos 60 litros. Si lo hace cada una de las personas de mi portal, 700 litros; cada persona de mi pueblo, 450.000 litros. Y eso sin contar el riego, la limpieza del hogar, los electrodomésticos... En definitiva, que si todos ponemos un poquito de nuestra parte, podemos ahorrar una cantidad de agua muy importante.

Otra cosa que se puede hacer es separar los residuos, para que luego los reciclen. Cuando compramos cualquier envase, el fabricante ha pagado una cierta cantidad de dinero para que luego se pueda reciclar en la planta correspondiente. Si no separamos, en el fondo, estamos tirando la inversión que se está haciendo para no desperdiciar los recursos del planeta, que no son tantos. Y, si no lo hacemos por la tierra, hagámoslo al menos porque esa cuota estamos pagándola al comprar el producto; así que estamos tirando el dinero, si no nos aprovechamos de la cuota pagada, porque reciclen ese deshecho. Además, cada residuo tiene su lugar, no se deben tirar las cosas en el contenedor que no le corresponde. Y, ante la duda, a informarse, que no es tan difícil.

Free Image Hosting at www.ImageShack.usSeparar no cuesta tanto...


Si vamos de excursión, ¿qué menos que recoger lo que hemos llevado? Si no estaba allí cuando llegamos, tampoco debería estar allí cuando nos marchemos. Eso también incluye no verter aceites ni jabones en el agua.

Y hay muchas cosas más que podemos hacer. ¿Por qué no informarnos?

Quizá estéis pensando que esto no tiene nada que ver con mi blog, y puede que tengáis razón; pero en el siglo XX hemos llevado a la extinción a, al menos, 90 especies de mamíferos y aves, 270 especies de plantas y 368 especies de animales (excluidos los antes mencionados). En total, 728 extinciones documentadas, una tasa de 40 a 1000 veces mayor que la expontánea (magosantander, 2005, Biodiversidad: Hechos y conjeturas).

Como comprenderéis, es una proporción alarmante. A veces me pregunto si cuando se extinguieron los dinosaurios (otra época de extinciones masivas), no habría alguna otra especie que, como nosotros, fuera tan voraz que hizo el mundo inhabitable para la mayoría del resto de criaturas. En cualquier caso, nosotros somos la causa principal de la devastación de la biodiversidad en nuestro planeta en el momento en que vivimos. ¿No deberíamos sentirnos un poquito responsables e intentar hacer algo?

Si no es por los demás, que sea al menos por nosotros porque, sinceramente, ¿quién no ha soñado con tener por mascota un animal salvaje alguna vez (león, lobo, pantera, águila, cebra...)? Pues nuestros hijos, en muchos casos, tendrán limitaciones a la hora de imaginarse con un tigre al lado, porque esta especie está literalmente condenada, dado el número de ejemplares que existen en el mundo. Es sólo un botón de muestra, pero podría poner todos los ejemplos que queráis. Sabrán lo que eran, como nosotros sabemos lo que era un protoceratops o un trilobites; pero no serán más que los recuerdos de una especie que ya no está caminando sobre la faz de la tierra. ¿Quién sabe? Quizá el hijo de Spielberg, en lugar de Jurasic Park (1993), dirija una pelícila que se llame Sabana Park, Wiped Out Species o algo similar.

No lo olvidemos, nosotros vivimos y viviremos aquí. Es cierto que Asimov (1920-1992) vaticinó que acabaríamos colonizando otros planetas; pero eso no parece estar muy cerca y, sin embargo, aquí estamos. De lo que hagamos hoy depende lo que tengamos mañana. Si queremos un futuro que merezca la pena vivir, tendremos que currárnoslo hoy.

Recordad: No fate, no hay destino. Tendremos que construirlo nosotros.


Dedicado a Kris.

No hay comentarios: