jueves, septiembre 29, 2005

La amistad

Si habéis leído los comentarios del texto anterior, entenderéis que ha sido uno de ellos el que ha inspirado esta entrada. Espero que a la persona en cuestión no le importe ser mi "moussa" por esta vez, pero ha sacado a colación un tema tremendamente interesante que no podía dejar pasar: ¿Qué es la amistad?

De todas las posibles definiciones que nos ofrece la Real Academía de la Lengua Española (Diccionario de la Lengua Española, XXII edición), permitidme quedarme con la primera:

f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Creo que la definición es bastante buena, así que vamos a analizarla por partes.

Afecto personal: De nuevo, consultando a nuestra querida Academia (R.A.L.E.), me encuentro con una definición de afecto interesante, ya que no sólo se refiere, como muchos piensan, al amor y el cariño, sino en todo tipo de sentimientos, incluyendo la ira o el odio. No obstante, remarca que los dos primeros son los que encuentran significación en este término con más frecuencia. Así que está claro que la amistad con una persona debe incluir una serie de sentimientos hacia ella, en general positivos. Amor y cariño son citados especialmente en la definición y, por tanto, creo que no es descabellado pensar que un amigo es alguien a quien se quiere.


Y, según la propia definición, ese afecto es puro y desinteresado, esto es, auténtico, real, sin malicias, sin conveniencias... En pocas palabras, el otro es importante para nosotros por sí mismo, no por lo que tiene o por lo que puede hacer por nosotros. Este aspecto me parece especialmente relevante. Podríamos hablar de gratuidad en la relación, ya que no hay más interés que la amistad en sí misma. Estamos en situación de afirmar que la amistad es un sistema autónomo, en tanto que no depende de nada más que de los elementos que propiamente lo forman para funcionar y perpetuarse, es decir, de los amigos que lo componen.

Además, está compartido con otra persona. Eso tiene implicaciones importantes, como que el perro no puede ser el mejor amigo del hombre, porque no es persona (que conste que me encantan los perros y llenaría de ellos mi casa si me dejaran). En el fondo, entiendo este apartado como que el amigo debe ser un igual, puesto que compartir implica tener algo en común y ser persona le da una dignidad moral propia, dentro del marco de nuestra especie (no olvidemos que cuando alguien quiere despreciar a otro, incluso hasta el extremo del genocidio, lo primero que hace es quitarle la dignidad de ser persona). Así que la amistad es una relación entre iguales.

Pero lo que más me gusta es que nace y se fortalece con el trato. Empieza en un momento dado, ése en el que ya no te importa nada más de una persona que ella misma, ése instante en el que miras o recuerdas a alguien y piensas: ¡Cómo le quiero, a pesar de todo! Y es que, además, deseas volver a estar con esa persona, pasar tiempo con ella, compartir cada vez más cosas... Empieza a formar parte de tu vida, una parte importante.

Y habrá quien piense: ¡Qué bonito, pero qué falso! Yo tengo muchos amigos y no son así; o no he conocido nunca a nadie que fuera así para mí.

Es que, para empezar, hay que saber diferenciar entre un conocido, una persona con la que sales por ahí, un amigo... No son amigos todos los que nos saludan por la calle, ni cualquiera con el que nos vayamos a tomar un par de copas los fines de semana. De hecho, algunos amigos están lejos y no son siempre accesibles, pero sabes que son tus amigos porque, cuando piensas en ellos, cuando podéis encontraros, hay algo diferente en el ambiente, algo que te embriaga y te hace sentir que cuando estáis juntos el mundo es más hermoso y todo es posible.

Tampoco todo el que dice ser nuestro amigo lo es necesariamente y, en ocasiones, hay amigos con los que no contamos, porque no sabemos lo que nos quieren. Se dan casos en que una persona que nos ha pasado totalmente inadvertida es la primera en responder cuando necesitamos ayuda.

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Os aseguro que es cierto, así que no dudéis a la hora de entregar el corazón a alguien porque, aunque muchas veces acabes herido, al final encontrarás el bálsamo que todo lo compensa: Un amigo de verdad.

Quizá seas tú... Quizá sea yo...


Dedicado a Silverliningtheclouds, al que un amigo espera ahí fuera

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya si que me he matado la cabeza por encontrar lo que es veerdadero como el verdaero amor, o la verdadera amistad... Y sé que voy por buen rumbo y lo que describes es el sendero correcto...