lunes, julio 26, 2010

¿Derecho a ser padres?


Hoy voy a plantear un tema muy escabroso y lo sé. Algunos incluso pueden mirarme raro por lo que voy a decir. Me da igual. A las cosas hay que llamarlas por su nombre y ser claros, porque creo que estamos en un momento en que la sociedad empieza a zozobrar hacia un lado un tanto siniestro. 

¿Existe el derecho a ser padres? 

La respuesta es: No. No es ni un derecho natural, ni un derecho reconocido por ningún sistema legal (todavía y gracias a Dios). 

¿Por qué no se considera un derecho ser padres, si tantas personas anhelan tanto tener hijos? 

Para responder a esta pregunta, antes debemos plantearnos: ¿De dónde vienen los hijos? 

Los hijos pueden tener dos orígenes: Biológico y adopción. 

Existen limitaciones claras a la hora de tener hijos biológicos, principalmente la edad de los padres y su estado de salud. Son cada vez más las parejas que tienen dificultades para tener hijos. 

Aunque no nos guste hablar de ello, en muchos casos, esta limitación viene dada por la anticoncepción mediante hormonas (especialmente cuando se consumen sin seguimiento médico), el aborto provocado (una mujer que ha padecido este procedimiento tiene un tercio de probabilidades de perder el siguiente embarazo), los implantes (tales como el DIU)... Nos empeñamos durante tanto tiempo en no tener hijos, aunque sea a costa de nuestra salud, que cuando los queremos, no llegan.

Por otro lado, está la pérdida de calidad del esperma, que es un fenómeno cada vez más frecuente. El alcohol, el tabaco, el estrés, la polución... Son muchos los factores ambientales (y hasta cierto punto también sociales) que hacer que los hombres sean cada vez menos fértiles.

Otro tema escabroso es la edad de concepción. Hace poco leí un estudio que decía que los hombres perdían gran parte de su capacidad reproductiva a partir de los 30 años. Si a eso sumamos que recomendable para la mujer tener los hijos entre los 20 y los 29 años, pero que la media española está en los 30 y un 30% de las mujeres tiene su primer hijo después de los 35, con la dificultad añadida que eso tiene, dado que todos los médicos coinciden en que a partir de esa edad el riesgo para la madre y el niño aumentan; no es de extrañar que haya tantas parejas encontrando dificultades para tener hijos biológicos.

No es extraño que nuestro país sea el tercero de la Únión Europea en tratamientos de fertilidad, ni sorprende que un 2% de los nacimientos en España se deban a este tipo de técnicas, a pesar de que su uso tiene una fiabilidad de menos del 40% para obtener un embarazo.

Por otro lado, son muchas las voces que se levantan, ya incluso entre los políticos, sobre la necesidad de mejorar el sistema de adopciones en nuestro país, con el fin de proporcionar una familia a los niños que viven en centros y a los que corren el riesgo de morir víctimas del aborto.


Es importante enteder que la finalidad de la adopción es que los niños puedan ejercer su derecho a tener un padre y una madre, como recoge la Declaración Universal de los Derechos del Niño. Por supuesto, el ejercicio de este derecho por parte de los pequeños, se encuentra con el anhelo de algunas parejas de ofrecer su familia como seno para su desarrollo. Sin embargo, el deseo de tener un hijo por parte de una pareja, no puede anteponerse al derecho del niño a tener un padre y una madre y, no sólo eso, sino el mejor padre y la mejor madre disponibles. Así, es el bien mayor del niño el que debe primar, y no el deseo de los adultos de satisfacer sus anhelos.

En este sentido, es una obviedad decir que sólo una pareja heterosexual, preferentemente con un vínculo de por vida (es decir, formalmente casados), podrá ofrecer al niño la satisfacción total de su derecho, que es tener un padre y una madre que le críen unidos y estén a su lado por el resto de su vida. Es decir, que en base al bien mayor del menor, debería primarse este tipo de familia de adopción. Sin embargo, habrá ocasiones en las que no sea posible encontrar una familia "ideal" para el niño, momento en el que será necesario buscar soluciones de compromiso, tales como ofrecer la adopción del pequeño a una persona soltera o a una pareja de personas del mismo sexo, siempre recordando que lo que ha de primar es el bien mayor del menor y no el deseo de esas personas a tener un hijo.


Querer tener hijos es algo positivo, pero querer tenerlos a cualquier precio no es razonable. Todos comprendemos que un padre biológico pierde el derecho a ejercer su paternidad si, por ejemplo, maltrata a sus hijos. Así mismo, creo que todos coincidiremos en que comprar un niño en el mercado negro no es un modo legítimo de acceder a la paternidad adoptiva, por mucho que nosotros podamos dar de todo a ese niño, cosa que sus padres biológicos (a los que es posible les hayan robado el niño) no podrían.

Sin embargo, ¿es legítimo elegir a los hijos a la carta (ya hay empresas que se dedican a ofecerte un niño con unos rasgos físicos concretos)? ¿Y despreciar la vida de un hijo porque no cumpla con nuestras espectativas (antes el baremo estaba en la discapacidad, ahora en que tenga alguna enfermedad, aunque curable, como el labio leporino, y pronto habrá quien aborte porque su hijo tendrá que llevar gafas; me consta que también hay quien aborta porque tendrá niña y quería niño y viceversa)?


Y, finalmente, ¿está justificado pagar a alguien para que tenga un hijo para nosotros (las llamadas "madres de alquiler")? ¿Acaso no sigue siendo comprar un niño, aunque su madre esté de acuerdo? ¿Es legítimo poner precio a la vida de una persona, por muy buenas que sean nuestras intenciones respecto de ella?

Mi respuesta a todas estas preguntas es inequivoca: No.

  • No es legítimo congelar a tus hijos para poder tenerlos cuando te convenga (o dejarlos indefinidamente congelados si no te conviene). 
  • No es legítimo elegir a tus hijos, como quien elige un perro. 
  • No es legítimo pagar por un ser humano, aunque sea para convertirlo en nuestro hijo. 
  • Es legítimo aceptar a los hijos que vengan de forma natural (aunque a veces sea de forma inesperada). 
  • Es legítimo aceptar nuestra incapacidad para criar a un niño e intentar encontrar una familia más apropiada para él (darlo en adopción). 
  • Es legítimo intentar responder al derecho de tener un padre y una madre que todo niño tiene abriéndole la puerta de nuestro hogar. 
  • Es legítimo amar a nuestros hijos e intentar darles la vida más feliz que sea posible.

5 comentarios:

Francisco Javier dijo...

Es una aberración que una pareja de homosexuales adopte. No sé si te referías a eso al hablar de adopción por parte de parejas del mismo sexo. ¿Quién te dice que ese niño no acabe siendo homosexual de adulto por la experiencia vivida dentro de un ambiente familiar homosexual?
Prima siempre la seguridad del niño antes que el interés de los padres. Si no son los adecuados, se buscan otros mejores...

Marisunflowers dijo...

Es cierto que los estudios revelan que los niños que crecen con parejas homosexuales tienen una mayor probabilidad de ser homosexuales y que, por las particularidades de esas parejas, no es el entorno ideal para el desarrollo de los niños. Tampoco las familias monoparentales son el mejor entorno para el desarrollo de un niño. Sin embargo, cualquier opción en la que el niño es amado y tiene al menos una figura parental es mejor que crecer en un centro en el que no tienes padres, sino sólo educadores para los que no eres más que su trabajo. Ahora los centros han mejorado respecto de lo que había antes, pero, si has estado en contacto con niños de centros de acogida, sabrás que tienen un montón de desórdenes afectivos, que tienen consencuencias en su desarrollo afectivo, cognitivo y psicológico.

Los niños tienen derecho a un padre y a una madre, a ser posible casados y con un compromiso de por vida. Sin embargo, si no encontramos para ellos una "familia ideal", ¿qué hacemos? ¿No será mejor que tengan al menos un padre (o un padre y su pareja homosexual) frente a que crezcan sin haber conocido el amor parental nunca?

La familia perfecta no existe y, aunque tenemos la obligación de darles la mejor familia disponible, es mejor tener una familia deficiente que te quiera, que no tener familia, ¿no te parece?

Igual algún día el sistema mejora y hay familias de acogida para todos los niños y no hay ninguno que tenga que acabar pasando toda su infancia en un centro, pero lo cierto es que hay niños que no quiere nadie (porque son mayores, porque tienen algún problema de salud, porque su situación legal es incierta...) y, si alguien estuviera dispuesto a darles un hogar, frente a que se queden en el centro, creo que habría que valorar esa posibilidad como algo positivo (siempre con la correspondiente evaluación para comprobar que va a mejorar la situación del niño, claro está). Y, por supuesto, entre varias opciones, habrá que elegir siempre la que sea mejor para el niño.

Francisco Javier dijo...

No estoy de acuerdo contigo, los homosexuales no deberían adoptar.

Anónimo dijo...

Entonces los homosexuales cuyos padres son heteros por favor estamos en el siglo XXI no sean retrogadas por favor

Anónimo dijo...

Los 100.000 abortos anuales son un clamoroso fracaso de la sociedad española,por mucho que haya más universitarios y "progreso" que nunca. Alberigo CARACCIOLA.MÁLAGA.